Desde el pasado 13 de marzo, el tapaboca es de uso obligatorio en el país, como una de las acciones para contener la propagación del virus, y la Organización Mundial de la Salud recién recomendó su utilización a los países que levanten las medidas de confinamiento.
El lavado de manos cada vez cobra más auge entre la población, no así quitarse y desinfectar los zapatos antes de entrar a casa, lo que únicamente lo hace una de cada tres personas.
Nadie se salva
Las personas continúan con la creencia de que quienes están en los extremos de la vida —niños y ancianos— son los más vulnerables ante el covid-19, no así los adolescentes y los jóvenes, cuyo riesgo la gente ubica entre el 45% y 46%, respectivamente. En mayo esos números eran más altos, 51% y 56%.
“La gente sigue pensando a mí no me da”, menciona el médico y epidemiólogo Arturo Sánchez López, sobre el pensamiento de la población, que explicaría los datos del monitoreo de ProDatos.
Sin embargo, esa percepción es errónea. Los casos acumulados de contagios por edades registrados por el Ministerio de Salud señalan que de los siete mil 866 infectados que se contaron hasta el pasado 9 de junio, el 51% corresponde a personas entre 21 y 40 años de edad.
El segundo grupo etario con más casos es el de 41 y 60, con 27%.
Son los adultos mayores los que menos se infectan, aunque de hacerlo su vida corre mayor peligro.
En Guatemala, las cifras de muertes por covid-19 también van en aumento. Hasta el 9 de junio se contaban 251 decesos —faltan 38 casos de los que se desconoce su edad—, el 11% tenía entre 21 y 40 años, mientras que el 37% no sobre pasaba los 60. Lo que deja claro que el coronavirus no respeta edad, todos estamos expuestos al virus.