Debido a las restricciones de movilidad, al menos sesenta personas quedaron varadas en la feria itinerante para la cual trabajan. Al no tener actividad, los afectados han colocado carteles de auxilio a la entrada de la feria, en La Comunidad, Mixco. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Dentro de la feria viven niños, adultos y personas de la tercera edad, algunos han optado por ofrecer servicios domésticos para poder comprar víveres y medicina. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Los juegos mecánicos han estado parados desde hace tres meses, algunas partes se han empezado a deteriorar debido a la lluvia y a la falta de uso. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Agustín Vega, don Tino, tiene 78 años y lleva al menos 35 de trabajar en la feria, tiene varias aflicciones de salud, y es una de las personas que ha quedado varada en La Comunidad, Mixco. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Dos niños se divierten en los asientos de la rueda de Chicago, uno de los juegos clásicos de la feria. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
En estos días es común observar los rostros de tristeza de los trabajadores de la feria, quienes anhelan el momento en que puedan abrir al público. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
José Tinti es el propietario de algunos juegos de la feria, manifiesta su preocupación porque el equipo mecánico se deteriore por la falta de uso y la intensa lluvia. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
La galera que tradicionalmente se utilizaban para el juego de pesca, se ha adaptado como vivienda temporal para los afectados. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Los interiores de las galeras de juegos se han modificado para alojar a los trabajadores y sus familias quienes ya no pudieron viajar a otro lugar, debido a las restricciones de movilidad. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Los ambientes utilizados para los juegos de futío , fueron adaptados por María Tum y su familia, para poder cocinar. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Los niños que viven en la feria se divierten por las noches, mientras los adultos hacen pruebas del equipo de iluminación de la feria, para que no se deteriore. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Winston Hernández sueña con el momento de volver a vender churros, licuados y plataninas, mientras tanto ha adaptado su tienda para pasar las noches junto a su familia. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Esta es la ducha de Marina Tum y su familia, improvisada con náilones, todos los trabajadores esperan el momento en que la feria pueda reabrir sus puertas y viajar a otro lugar. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
María Tum y José Tinti, improvisaron un negocio de golosinas y huevos adentro de la feria y así poder ganar algún dinero. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Según dicen los afectados, en estos tiempos difíciles de pandemia, lo que más necesitan es poder trabajar para sostener sus hogares. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Debido a las restricciones de movilidad, al menos sesenta personas quedaron varadas en la feria itinerante para la cual trabajan. Al no tener actividad, los afectados han colocado carteles de auxilio a la entrada de la feria, en La Comunidad, Mixco. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Dentro de la feria viven niños, adultos y personas de la tercera edad, algunos han optado por ofrecer servicios domésticos para poder comprar víveres y medicina. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Los juegos mecánicos han estado parados desde hace tres meses, algunas partes se han empezado a deteriorar debido a la lluvia y a la falta de uso. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Agustín Vega, don Tino, tiene 78 años y lleva al menos 35 de trabajar en la feria, tiene varias aflicciones de salud, y es una de las personas que ha quedado varada en La Comunidad, Mixco. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Dos niños se divierten en los asientos de la rueda de Chicago, uno de los juegos clásicos de la feria. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
En estos días es común observar los rostros de tristeza de los trabajadores de la feria, quienes anhelan el momento en que puedan abrir al público. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
José Tinti es el propietario de algunos juegos de la feria, manifiesta su preocupación porque el equipo mecánico se deteriore por la falta de uso y la intensa lluvia. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
La galera que tradicionalmente se utilizaban para el juego de pesca, se ha adaptado como vivienda temporal para los afectados. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Los interiores de las galeras de juegos se han modificado para alojar a los trabajadores y sus familias quienes ya no pudieron viajar a otro lugar, debido a las restricciones de movilidad. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Los ambientes utilizados para los juegos de futío , fueron adaptados por María Tum y su familia, para poder cocinar. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Los niños que viven en la feria se divierten por las noches, mientras los adultos hacen pruebas del equipo de iluminación de la feria, para que no se deteriore. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
Winston Hernández sueña con el momento de volver a vender churros, licuados y plataninas, mientras tanto ha adaptado su tienda para pasar las noches junto a su familia. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Esta es la ducha de Marina Tum y su familia, improvisada con náilones, todos los trabajadores esperan el momento en que la feria pueda reabrir sus puertas y viajar a otro lugar. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.
María Tum y José Tinti, improvisaron un negocio de golosinas y huevos adentro de la feria y así poder ganar algún dinero. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera
Según dicen los afectados, en estos tiempos difíciles de pandemia, lo que más necesitan es poder trabajar para sostener sus hogares. Fotografía Prensa Libre: Fernando Cabrera.