“Mi mensaje (para los ‘soñadores’) es que tengan ánimo, que van a pasar cosas buenas, ya lo verán”, dijo Trump a los periodistas durante una visita al “muro” erigido en parte de la frontera sur en la localidad de San Luis (Arizona).
“Están pasando cosas buenas con DACA. Volveremos a intentarlo (derogar el programa) pero lo arreglaremos. Los demócratas llevan años jugando con DACA y no han hecho nada. Yo lo conseguiré. Pasarán cosas buenas para los beneficiarios de DACA bastante pronto”, prometió Trump, sin dar más detalles.
El pasado jueves, el Tribunal Supremo de EE. UU. propinó un enorme revés a Trump al mantener en pie el programa de Acción Diferida Para los Llegados en la Infancia (DACA), creado en 2012 por el expresidente Barack Obama y que ahora protege de la deportación a casi 650 mil jóvenes indocumentados conocidos como “soñadores”.
El Supremo, de mayoría conservadora, concluyó que Trump no siguió los “procedimientos” legales adecuados cuando declaró el fin de DACA en 2017, pero dejó claro que la Casa Blanca puede intentar interrumpirlo de nuevo si quiere.
Al día siguiente, Trump aseguró que pronto enviaría “documentos mejorados” para acabar con DACA de una forma que satisfaga los criterios legales del Supremo, y el Departamento de Seguridad Nacional confirmó que estaba trabajando en el tema.
No obstante, cualquier nuevo intento de acabar con el programa suscitaría una batalla legal que difícilmente terminaría antes de las elecciones presidenciales de noviembre, en las que Trump se juega un segundo mandato.
Permisos renovables
El programa DACA, que concede a los “soñadores” permisos renovables de dos años para estudiar o trabajar en EE. UU. sin miedo a ser deportados, fue un parche ideado por Obama para solucionar temporalmente la situación de esos jóvenes, ante la inacción del Congreso a la hora de concederles una vía a la ciudadanía.
Cuando anunció el fin de DACA en 2017, Trump argumentó que lo hacía porque Obama había abusado de su poder al promulgarlo y para presionar al Congreso para aprobar una solución permanente, pero condicionó cualquier legislación sobre el tema a obtener fondos para el muro con México y otras medidas inaceptables para los demócratas.
Las víctimas de ese rifirrafe fueron de nuevo los “soñadores”, que llevan dos décadas esperando a que el Congreso apruebe la ley conocida como “Dream Act” y viendo cómo muchos políticos los utilizan para conseguir otras metas, a pesar de que el 74 % de los estadounidenses apoya que se les conceda una vía a la ciudadanía. EFE