“Siguieron las reglas, obedecieron las leyes, aprendieron la historia, abrazaron nuestros valores y demostraron que son hombres y mujeres de la más alta integridad”, afirmó Trump tras la jura.
El presidente, que ha tratado de disminuir de forma drástica la migración irregular y también la legal, felicitó a los nuevos ciudadanos y se dirigió a ellos uno a uno, contando su historia y sus méritos.
Trump conversó primero con el boliviano, Robert Ramírez, del que destacó que “ha cumplido el sueño de crear su propia empresa, una empresa de construcción que emplea a cinco trabajadores”.
“Buena suerte con la empresa, pronto tendrás a cientos de trabajadores, ¿cierto?”, le dijo el presidente.
Trump siguió con la libanesa, Rima Gideon, de la que destacó que es titulada en Psicología: “En otras palabras, ella puede descifrarme”, bromeó el mandatario, visiblemente de buen humor y provocando las risas de los ahí presentes.
Tras hablar con la mujer india, Sudha Naranayan, una programadora informática, Trump se refirió a la veterinaria Namet Waldosid, de la que dijo “es de Sudán y tiene un nombre muy bonito”, y terminó la ronda con el médico ghanés Salah Abdul Samad.
“Se han ganado el bien más preciado, atesorado, querido y valioso en cualquier parte del mundo: se llama ciudadanía estadounidense. No hay mayor honor ni mayor privilegio”, recalcó el presidente, antes de entregarles a cada uno de ellos un certificado con su nueva nacionalidad.
“EE. UU. no es racista”
La exembajadora estadounidense ante las Naciones Unidas Nikki Haley afirmó este lunes durante la Convención Nacional Republicana que Estados Unidos”no es un país racista”, aunque reconoció que su familia migrante fue “discriminada”.
“En gran parte del Partido Demócrata, ahora está de moda decir que Estados Unidos es racista. Esto es mentira. Estados Unidos no es un país racista”, afirmó la también exgobernadora de Carolina del Sur.
Hija de inmigrantes de la India, Haley reconoció que su familia “enfrentó discriminación y dificultades”.
“Pero mis padres nunca cedieron al resentimiento y al odio”, añadió Haley, al explicar la historia de éxito de su familia.
Haley fue la primera embajadora ante Naciones Unidas del Gobierno de Donald Trump, cargo desde el que logró un altísimo perfil, incluso superior al del entonces jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson.
Tras dos años en el cargo, Haley renunció entre rumores de que aspiraba a la Casa Blanca en el futuro, y ahora su nombre suena entre los de los posibles candidatos presidenciales republicanos en 2024.
Durante su discurso en la convención republicana, Haley dijo que fue “el honor de su vida” ser embajadora antes Naciones Unidas y criticó a los demócratas y a su candidato, Joe Biden, por su política exterior.
Además, dijo que las Naciones Unidas es un lugar en el que “dictadores, asesinos y ladrones denuncian a Estados Unidos”.