Le puede interesar
Rehn dijo que según las estimaciones de la FIFA y de expertos externos, “la situación general antes de la pandemia de COVID-19 era que el fútbol a nivel de asociaciones miembro y de clubes tenía un valor aproximado de 46 billones de dólares” y que esa era la previsión para 2020 “en caso de que la pandemia no hubiese ocurrido”.
“La FIFA reaccionó para mitigar el efecto dramático de la pandemia en el futbol y su economía. Está en una posición financiera fuerte y toda la organización está comprometida con ello”, indicó en un encuentro con medios, en el que consideró que la vigencia del plan dependerá de la evolución de la situación en 2021.
De acuerdo a este programa, todas la federaciones tienen a su disposición una subvención de solidaridad de 1 millón de dólares a pagar en dos cuotas -US$500 mil desde julio de este año y US$500 mil a partir de enero de 2021- y otra más de US$500 mil específicamente para fútbol femenino también desde julio pasado.
También pueden solicitar préstamos sin intereses de hasta el 35% de sus ingresos anuales auditados y presentados a la FIFA antes del 1 de marzo de 2020.
Independientemente de los ingresos, las federaciones tienen derecho a solicitar uno o más préstamos que sumen un valor total de US$500. Ninguna podrá superar un máximo de 5 millones.
Desde el pasado julio las confederaciones tienen igualmente derecho a recibir una subvención de 2 millones de dólares y a solicitar uno o más préstamos que sumen un valor total de 4 millones de dólares.
Olli Rehn destacó el gran daño que la paralización del futbol ha causado en Europa y Sudamérica principalmente, así como la falta de público en la reanudación de algunas competiciones. “Los clubes y asociaciones miembros de Europa fueron los más afectados en términos absolutos, pero relativamente han sufrido más fuera de Europa, especialmente en Sudamérica”, señaló.
También habló de las exigencias que incluye el plan de ayudas sobre el destino de éstas y su cumplimiento, supervisado por un comité de dirección. “Estoy acostumbrado a quejas por exigencias de cumplimiento, pero el cumplimiento y la gobernanza son muy importantes en cada asociación y confederación que pida estas ayudas”, añadió Rehn, que es también gobernador del banco de su país.
El plan exige que los fondos se destinen a actividades dirigidas al reinicio de las competiciones, protocolos para ello, la participación de las selecciones en torneos, la contratación de personal, el mantenimiento de las infraestructuras futbolísticas y el abono de los gastos administrativos y operativos, entre otras, además del destino finalista de la partida para el fútbol femenino.
En este sentido se refirió a la solicitud de México para este apartado, la de Brasil para apoyar los test en el fútbol femenino y la de Uruguay para garantizar el trabajo de su personal y que su federación esté operativa.
Según los requisitos del plan las federaciones que soliciten una subvención deberán presentar a la FIFA un informe antes de enero de 2021 sobre el uso de la primera cuota de esta ayuda. De igual modo tendrán que hacer las confederaciones una vez que hayan gastado todos los fondos.
“La corrupción no tiene sitio en el fútbol”, afirmó Rehn, que aludió a las reformas de gobierno acometidas por la FIFA con aspectos como la limitación de mandatos y la política de transparencia sobre sus finanzas y o procesos como los de las candidaturas mundialistas al ser preguntado por casos de corrupción anteriores en la organización.