Carlo fue un joven italiano que será beatificado el 10 de octubre de 2020. Aunque murió tempranamente (a los 15 años), su historia de fe ha fascinado a miles.
A él se le atribuye un milagro: la curación de un niño brasileño, quien padecía una enfermedad terminal relacionada con el páncreas. En 2010, el menor habría quedado libre de enfermedad al tocar una reliquia de Acutis.
El Vaticano analizó el caso, la vida del joven y sus actos de fe. El 21 de febrero de 2020, el papa Francisco aprobó su beatificación.
Actualmente sus restos mortales son exhibidos para su veneración (del 1 al 17 de octubre) en el Santuario de la Spogliazione (Despojo), en Asís, Italia. Quienes han visitado a Acutis han quedado sin palabras.
El asombro ha sido evidente para los visitantes que han estado frente al nuevo beato, ya que su cuerpo permanece “intacto” y aún con aspecto jovial.
En 2019, su madre ya había asegurado que su hijo tenía un cuerpo “incorrupto”, es decir, que mantiene una preservación milagrosa del cuerpo.
“Yo estaba allí y mi esposo no quería verlo. Era todavía nuestro muchacho alto de 1.82, solo tenía la piel un poco más oscura, con todos los cabellos negros y rizados. El mismo peso, eso que había predicho”, dijo la madre en esa ocasión.
En septiembre 2020, antes de que se permitiera la veneración de sus restos, el rector del Santuario, Carlos Acácio Gonçalves Ferreira comentó que el cuerpo del joven “se encuentra en un estado muy íntegro, no intacto, pero íntegro. Conserva todos los órganos”.
Recientemente, el 1 de octubre de 2020, el obispo de Asís, Mons. Domenico Sorrentino dijo que el cuerpo de Carlo aunque se ve intacto, “se encontró en el estado normal de transformación típico de la condición cadavérica”.
Las declaraciones, recabadas por el sitio Aciprensa, establecen que “el cuerpo de Carlo fue arreglado con dignidad para la veneración pública y se utilizó silicona en la reconstrucción de su rostro”.
“Ciberapóstol”
Carlo tenías apenas 3 años cuando pidió a su madre que lo llevara a la iglesia a saludar a Jesús. Recogía flores de los parques para llevárselos a la Virgen.
Aunque su vida religiosa apenas comenzaba a esa edad, fue en su juventud cuando su fe lo llevó a llevar la religión más allá, hasta ganarse el sobrenombre de “ciberapóstol de la Eucaristía”.
Se ganó ese mote por su misión de llevar el catecismo a los niños y jóvenes, no solo de manera presencial, sino de modo virtual.
Lanzó, incluso, un proyecto digital relacionado con los milagros eucarísticos. En su trabajo recopiló 136 hechos que difundió a través de la web. No resulta extraño que sus seguidores del mundo digital también lo llamen “influencer de Dios”.
“Es cierto que el mundo digital puede exponerte al riesgo de encerrarte en ti mismo, al aislamiento o al placer vacío. Pero no se debe olvidar que hay jóvenes que en estas áreas, también, son creativos y a veces brillantes”, dijo el papa Francisco en 2018, al hacer referencia al trabajo de Carlo.
Predijo su muerte
Carlo comenzó a sentirse mal en 2006. La enfermedad fue tan grave que lo llevó al hospital para ser tratado de emergencia. “De aquí no salgo más”, recuerda su madre que le dijo.
El diagnóstico del doctor no fue positivo: padecía un cuadro agresivo de leucemia mieloide aguda.
Tres meses antes de su muerte, el joven decidió grabar un video para anunciar su final. “Estoy destinado a morir”, dijo sin perder la sonrisa de su rostro.
Días antes de su muerte pidió que sus restos descansaran en Asís y ofreció una oración a Dios. “Ofrezco al Señor los sufrimientos que tendré que padecer por el Papa y por la Iglesia, para no tener que estar en el purgatorio y poder ir directo al cielo”, dijo.