CIVITAS
¿Vamos de mal en peor?
Hace un siglo, el académico John Bury explicó una idea que ha sido importante para la conducta, y la determinación humana. La Idea del Progreso, escribió, “significa que la civilización se ha movido, se mueve y seguirá moviéndose en la dirección deseable” (Bury, 1971). La cuestión es, ¿cuál es el fin deseable? No es posible tener certeza porque eso significaría planear minuciosamente cada detalle de cómo llegar a ello. La Idea de Progreso que propone Bury simplemente infiere que el progreso de la humanidad continuará indefinidamente. Por ende, todos los avances en derechos, libertades, tecnología, economía, salud y cultura continuarán. Entonces, ¿por qué existe una narrativa fatalista que nos dice que vamos de mal en peor, que el mundo ahora es un lugar terrible comparado a otras épocas?
' ¿De verdad está el mundo en una peligrosa espiral descendente?
Christa Walters
Este pesimismo hacia el mundo actual se ve alimentado por un sinfín de malas noticias. Tenemos la percepción que la violencia, la pobreza, el cambio climático nos ahoga y que todo lo que puede salir mal, sale y seguirá saliendo mal. ¿De verdad está el mundo en una peligrosa espiral descendente?
Los datos demuestran que no. La mortalidad infantil, la pobreza y el analfabetismo han disminuido globalmente, mientras que los derechos y libertades básicos han sido reconocidos y extendidos como nunca a más personas. Hay sociedades que han conseguido mayor progreso y como consecuencia mayor bienestar. Aun hay rincones del mundo donde existen problemas reales que no han sido abordados de la forma correcta, pero la humanidad en general ha mejorado. En Guatemala (a pesar de que no estamos en los niveles que nos gustaría estar) la violencia ha disminuido y desde hace una década que lleva una tendencia hacia la baja, la desnutrición crónica infantil también ha disminuido y la renta per cápita ha aumentado. Sin embargo, existen otras áreas en las que nuestro país debe avanzar mucho y rápido. Por eso debemos tener fe en el progreso y las herramientas que hoy tenemos a la mano para alcanzarlo. No obstante, debemos cuestionarnos de qué manera y si la forma de impulsarlo traerá progreso inevitable o una regresión.
Probablemente quienes impulsan la narrativa pesimista no creen en la Idea del Progreso espontáneo y actual. Tienen una idea romántica que el progreso se detuvo en algún punto de la historia y ahora requiere de ingeniería social para retomar y llegar a la meta que suponen deseable. El pesimismo nostálgico que ignora los avances democráticos, de la ciencia y de la tecnología puede ser perjudicial para el progreso. Buscando un pasado “loable,” típicamente encuentran un culpable o grupo de culpables. Muchos líderes populistas o con aspiraciones autoritarias que venden soluciones culpando a otros, hacen uso de este mecanismo de narrativa política apelando al sentimiento de un mejor pasado o uno que nunca llegó, tergiversando inclusive la historia. Como sociedad debemos ser cautelosos de esta narrativa que niega el progreso y busca romper con las instituciones que nos han traído hasta este punto en la historia como humanidad.
Debido a la fe en el progreso, el mundo es ahora un lugar más libre y próspero que hace siglos, como consecuencia, Guatemala también. ¿Esto significa que debemos darnos por satisfechos con lo logrado? Claro que no. Nuestro país todavía afronta problemas que en otros lugares ya se han resuelto, pero de ello podemos aprender cómo sí existen vías para no estancarse social y económicamente. Veamos la historia del progreso de la humanidad con optimismo para comprender e impulsar una sociedad más prospera.
Bury, J. (1971). La idea del progreso.