PUNTO DE VISTA

¿Un mundo bipolar?

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Fareed Zakaria, PhD en Ciencias Políticas de Harvard, donde fue alumno de Samuel Huntington, en su libro Ten Lessons for a Post-Pandemic World afirma que el mundo se está convirtiendo en un sistema bipolar. Dice que la ineficiente actuación del gobierno de Trump frente a la pandemia ha acelerado el debate sobre la declinación de los EE. UU. como potencia hegemónica. También nos recuerda que ese debate no es nuevo. Ya en 1987 Paul Kennedy, en su libro The Rise and Fall Of The Great Powers, advertía de que la relativa declinación económica de los EE. UU. no se compaginaba con la “sobreextensión” de sus compromisos militares a nivel global. A raíz del libro de Kennedy hubo un auge de publicaciones sobre ese tema. Yo mismo escribí un ensayo: La declinación relativa de la hegemonía norteamericana y la América Latina, en la revista venezolana Política Internacional (abril-junio 1988).

' El atractivo de la cultura y del modelo socioeconómico y político ha sufrido considerablemente.

Sadio Garavini di Turno

El propio Samuel Huntington, en su artículo de 1988 en Foreign Affairs: The US. Decline or Renewal? cuestionó la “declinación”, recordando que ya había habido cuatro “olas” sobre la supuesta decadencia de los EE. UU. La primera fue en 1957-58, cuando la Unión Soviética lanzó el Sputnik, primer satélite artificial que orbitó la Tierra y parecía que estaba superando a los EE. UU. en la tecnología de los misiles balísticos (missile gap). La segunda surgió al final de los ‘60 e inicios de los ‘70, con la guerra de Vietnam y la violencia racial. La tercera, en 1973, con el shock del precio del petróleo y el embargo petrolero árabe a los EE. UU. La cuarta, con los efectos del escándalo del Watergate, la “estagflación” de los ‘70, la crisis de los rehenes de la embajada de los EE. UU. en Teherán y la expansión del poder soviético en Angola, Mozambique, Etiopía, Yemén y Afganistán. La quinta, al final de los ‘80, se debía básicamente al surgimiento de Japón como potencial nuevo “hegemón” económico. En cambio, con la victoria en la Guerra Fría y el auge económico de los ‘90 apareció lo que Huntington, en otro artículo en Foreign Affairs (1999): The Lonely Superpower, definía como el “breve momento” unipolar. Los EE. UU. eran la única potencia con preeminencia en todas las dimensiones del poder: militar, económico, tecnológico, etc. Pero Huntington advertía acertadamente de que, en una o dos décadas, el sistema se convertiría en multipolar. Ahora Zakaria considera que se está convirtiendo en bipolar.

Los EE. UU. siguen siendo la primera potencia económica, manteniendo aún cerca de un cuarto del producto mundial, más que las dos economías que les siguen juntas, China y Japón. También sigue siendo de lejos la primera potencia militar, gastando más que la suma de las 10 que les siguen. Es en la categoría del llamado “soft power” donde los EE. UU. han tenido una erosión relevante en los últimos años. El atractivo de la cultura y del modelo socioeconómico y político ha sufrido considerablemente. Mientras tanto, China ha tenido un enorme crecimiento económico, del 2% en los ‘90 ahora representa el 16% del producto mundial, y tecnológicamente, en varias áreas, ya está a la altura de EE. UU. La característica que define un sistema bipolar es que las dos potencias más fuertes estén muy por encima de las otras. En el 2020, la economía china es casi tan grande como la suma de las cuatro que la siguen. Y el gasto militar chino es mayor a la suma de los cuatro países que le siguen. En la competencia entre los dos polos, los EE. UU. tienen importantes ventajas geopolíticas frente a China, siempre y cuando logren evitar la penetración geopolítica de potencias extrarregionales en el hemisferio occidental. Los EE. UU. están amparados por la “profundidad geográfica” de los dos océanos y rodeados de vecinos que no amenazan su seguridad. El “vecindario” que rodea a China es muy “distinto”. India, Vietnam, Japón, Corea, Rusia y Asia Central.

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