POR LA LIBERTAD

Navidad de 2020

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Hoy celebraremos Nochebuena y mañana, Navidad. Celebramos el nacimiento de Jesús, el Niño Dios, que está en nuestras familias y corazones. Esta es la verdadera razón de la Navidad. Es una fiesta familiar, muy tradicional en Guatemala, en la que tenemos la oportunidad de agradecer por lo que somos y tenemos, en especial la salud, así como reconciliarnos con aquellos familiares con los que hemos tenido alguna desavenencia.

Este año es diferente porque la Guatemala de las tradiciones, convivios, reuniones entre amigos, visitas y mucho más se ha limitado enormemente, debido a la pandemia. Entre las mismas familias hay prudencia y se evitan las reuniones grandes. En mi familia tenemos la costumbre de reunirnos y meditar cada domingo de adviento. Durante los cuatro domingos antes de la Navidad nos hemos reunido alrededor de la corona de Adviento para prepararnos para el nacimiento de Jesús. Se leen algunos pasajes de la Biblia y se medita sobre nuestras vidas, en muchos aspectos, para tratar de mejorar nuestras deficiencias y ser mejores personas cada día. Pues bien, este año lo hicimos desde nuestros hogares, en forma virtual. Fue extraño no ver a quienes amamos de cerca y poder darles un abrazo y estar cara a cara con ellos. Pero las meditaciones se hicieron, y mientras esta pandemia dure, seguiremos cuidándonos y cuidando a nuestros seres más queridos.

' Esta pandemia y otros padecimientos se llevaron a buenas personas que no superaron la enfermedad.

Ramón Parellada Cuadrado

De la misma manera, hoy, en Nochebuena, y mañana, en Navidad, las uniones de las familias serán más íntimas y pequeñas. Echaré de menos ese calor humano de quienes amamos y que no podremos abrazar en ese momento, pero eso no hará que merme nuestro cariño y amor por ellos, porque nos une algo más que un simple abrazo. Esto es pasajero y tengo la esperanza en que la próxima Navidad, la del 2021, todo volverá a ser normal. Lo que no hay que hacer es desaprovechar toda esa tecnología que tenemos hoy en día para abrazar virtualmente a los que amamos.

Este año recordaremos en mi familia, con especial cariño y amor, a nuestro querido Checha, que se nos adelantó inesperadamente, debido al covid. También se nos han adelantado amigos cercanos, compañeros del trabajo, de la universidad, de la vida. Esta pandemia y otras enfermedades se llevaron a buenas personas que no superaron la enfermedad. Mi solidaridad para todas estas personas que han perdido algún ser querido por esta u otras enfermedades en este año.

Pero también es momento de solidarizarnos con aquellos que han perdido sus ingresos. La vida de estas personas ha dado un giro. Dicen que cuando se cierra una puerta se abren muchas más. Espero que pronto una de esas puertas permita a estas personas conseguir mejores oportunidades que las que tenían antes. Y mientras tanto, deseo con toda mi alma que no se depriman, que la vida nos da altibajos y que mientras tengamos salud y vida saldremos adelante, con voluntad y positivismo. Lamentablemente, en estos momentos en que la gente pierde sus ingresos entra la ansiedad y un cúmulo de miedos y emociones negativas que también enferman a las personas. Es otra lucha la que hay que librar, una lucha mental y profunda para mantenerse siempre bien emocional y espiritualmente.

Es una Nochebuena y Navidad diferente, pero no perdamos la razón de ser de la misma, el nacimiento de Jesús que es vida, luz y esperanza. Hoy digamos a nuestros seres queridos que los amamos. No lo dejemos para después porque nos arrepentiremos cuando ya no estén. Disfrutemos estas fiestas, las luces y colores, el musgo y la manzanilla, el tamal y el ponche, el arbolito, el pesebre con la Sagrada Familia, pero sobre todo a nuestros seres más amados.

¡Les deseo una feliz y cristiana Navidad!

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