FUERA DE LA CAJA

La realidad es otra, al igual que la comunicación

El 2020 fue el año de las enseñanzas y de los retos. A la comunicación le dejó como legado la inventiva de los sistemas y las estructuras con capacidad de gestión 24/7 en entornos híbridos.

La efectividad en el flujo de mensajes por vías múltiples fue determinante para dar certidumbre a los públicos internos y externos de las organizaciones frente a las alertas y emergencias derivadas de las crisis de salubridad y climáticas que afectaron la dinámica social y productiva de nuestro país.

Ahora que comienza un nuevo año y persiste el riesgo sanitario de retorno a un punto crítico, es importante que los actores de las diversas cadenas productivas y sociales valoren sus estructuras y métodos de “hacer comunicación”, no solo para gestionar las urgencias, sino como modelo de adaptación a la nueva realidad.

' La sociedad cambió, ahora es otra; la forma de “hacer comunicación”, también.

Klara Campos Johansen

La sociedad cambió, ahora es otra. El teletrabajo, la nueva forma de gestionar a distancia, la empresarialidad eficiente, la enseñanza-aprendizaje en todos los niveles educacionales y hasta los factores de negociación en diversas esferas evidencian la necesidad de contar con procesos de comunicación que potencien la eficacia, la eficiencia y el sentido de oportunidad para alcanzar los objetivos deseados con las audiencias de interés.

La ecuación funcionó y seguirá funcionando. Durante el año que recién terminó aprendimos que las indicaciones e información necesarias para crear criterio y compromiso deben llegar a sus destinatarios con precisión y contenido adecuado en el momento idóneo.

¿Recuerdan cómo el país se disciplinó al inicio de los toques de queda y admitimos poco a poco la realidad de un sacrificio individual y colectivo como mecanismo para contener el riesgo de una enfermedad desconocida?

La importancia de una comunicación oportuna fue determinante. Lo mismo ocurrió al interior de las organizaciones, pues sensibilizaron a sus equipos, asumieron desafíos y se comprometieron con la vigente idea de “si me cuido yo, te cuido a ti”.

Ese legado tiene ahora una función corporativa clave, pues cuando las condiciones sanitarias mejoren y sea posible poner en marcha la totalidad de las actividades productivas, las organizaciones de todo tamaño y especialidad necesitarán ser ágiles y certeras para adaptarse a los cambios y operar con la precisión de un reloj suizo.

De allí la necesidad de recordar algunos principios para “hacer una buena comunicación”: objetivos precisos, narrativa con valor y de interés para los destinatarios, mensajes comprensibles, simples y memorables, códigos sociales pertinentes, argumentación poderosa, apelación a la emocionalidad y uso de vías y soportes de consumo cotidiano por parte de las audiencias.

Haciendo uso de esos principios podremos escalar exitosamente en dirección a las metas que nos tracemos en esta nueva realidad.

Al empezar un nuevo calendario es oportuno subrayar el ánimo que debemos imponernos como propulsores de la dinámica productiva y social. Tanto en lo personal como en lo colectivo iniciemos cada día con el entusiasmo máximo, porque aunque el camino sea complejo, debemos encontrar la forma de completarlo exitosamente usando el ingenio y reforzando nuestra energía como grupo.

Asumamos el compromiso y llenémonos de confianza. Este será un año de grandes desafíos y de trabajo arduo para alcanzar los resultados que deseamos como individuos y como sociedad.

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