La Juventus recuperó su alma competitiva en San Siro, al que llegó obligado a ganar para dar un golpe en la mesa y cortar el vuelo de un Milan que no conocía la derrota en la Serie A desde el 8 de marzo de 2020, cuando se rindió en casa frente al Génova. Desde ese momento, abrió un ciclo de 21 victorias y seis empates que le permitió llegar al comienzo del nuevo año con sueños de título.
El equipo juventino, que no pudo contar con el brasileño Álex Sandro ni el colombiano Juan Cuadrado, positivos por coronavirus, rompió la igualdad en el 18 tras un buen arranque de partido, en el que poco antes sacudió un poste con derechazo de Federico Chiesa.
Fue Dybala, con una espectacular asistencia de tacón, quien ofreció a Chiesa un perfecto balón para que este subiera el 1-0 al marcador de San Siro.
El Milan, que llegó a esta cita en total emergencia, sin el sueco Zlatan Ibrahimovic ni el croata Ante Rebic en la delantera, y sin Sandro Tonali, el argelino Ismael Bennacer ni el bosnio Rade Krunic en el centro del campo, compitió con orgullo y logró igualar al borde del descanso gracias a un golazo de Davide Calabria en un contragolpe lanzado por el portugués Rafael Leao.
Pero la superioridad juventino terminó teniendo premio en la reanudación, cuando Chiesa, con un excelente disparo raso curvado de pierna zurda, anotó el 2-1 y el estadounidense Weston McKennie firmó a pase del sueco Dejan Kulusevski el 3-1.
No faltaron las polémicas por ambos lados. El Juventus protestó en el gol del 1-1 del Milan por una posible falta del turco Hakan Calhanoglu al francés Adrien Rabiot y el cuadro milanista lo hizo en la reanudación, con desventaja 1-2, cuando el uruguayo Rodrigo Bentancur no vio una doble amonestación por una dura falta al español Samu Castillejo.