El gigante asiático acusa al exsecretario de Estado, al exconsejero y estratega de la Casa Blanca, al anterior director de la Oficina de Política de Comercio, al secretario de Salud con Trump y a otros 24 exfuncionarios estadounidenses de llevar a cabo “medidas absurdas que han interferido gravemente en los asuntos internos de China”.
BBC NEWS MUNDO
Las sanciones de China a Mike Pompeo y otros altos cargos del gobierno de Trump
Mike Pompeo, Steve Bannon, Peter Navarro, o Alex Azar son algunos de los altos cargos de la administración Trump que han recibido esta semana sanciones de China.
El gobierno de Trump adoptó importantes medidas en política exterior en los últimos días de su mandato.
Las sanciones impuestas incluyen la prohibición de entrar en el país o hacer negocios con China.
Según un comunicado publicado en el Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista Chino, estos hombres “han violado seriamente la soberanía del país y son los principales responsables de algunos problemas relacionados con China”.
Durante todo el mandato de Trump, estos funcionarios eran conocidos por su postura de línea dura sobre China y con frecuencia han sido objeto de críticas por parte de los medios estatales chinos.
Según el comunicado, en los últimos años “algunos políticos anti-China, motivados por intereses propios, prejuicios y odio, sin mostrar consideración alguna por los intereses de los pueblos chino y estadounidense, han planeado, promovido y ejecutado una serie de medidas absurdas”.
Esta actividad, habría interferido “gravemente en los asuntos internos de China, socavado sus intereses, ofendieron a su pueblo y alteraron gravemente las relaciones bilaterales”.
Esa relación se deterioró rápidamente desde marzo de 2018, cuando Trump inició una guerra comercial contra China que después se fue ampliando a otros sectores.
El último altercado sucedió justo antes de la decisión china, cuando en el último día de la presidencia de Trump, el secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que el gobierno chino ha cometido “genocidio y crímenes contra la Humanidad” en su campaña de represión de la etnia musulmana uigur en la convulsa región de Xinjiang, en el oeste del país asiático.
Las palabras no sentaron bien en Pekín, que lleva un tiempo recibiendo críticas de la comunidad internacional por su trato a la minoría uigur, que ha sido extensamente documentado por medios internacionales, entre ellos la BBC.
El gobierno chino ha negado tajantemente las acusaciones de represión y abusos en Xinjiang.
Asegura que las personas internadas en campos “de reeducación” construidos en la zona reciben “formación vocacional”, en el marco de la lucha contra el “terrorismo, extremismo y separatismo”.
Las declaraciones de Pompeo se produjeron en un momento de grave deterioro de las relaciones entre las dos potencias mundiales y después de que la propia campaña de Biden calificara los hechos de Pekín en Xinjiang de “genocidio”, destaca la prensa estadounidense.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tildado en alguna ocasión al presidente chino, Xi Jinping, de “mafioso”.
Los expertos apuntan que la nueva política con China no cambiará de fondo con su gobierno, aunque sí de forma.
A diferencia de Trump, se espera que Biden busque el multilateralismo para enfrentarse a la potencia asiática.