Solo fueron unos cuantos residentes del municipio quienes participaron de la festividad, una de las más importantes del pueblo.
Betila Valiente de Moya, capitana general de la Hermandad de Candelaria, dijo que a diferencia del año pasado, cuando las filas para ingresar al camerín de la Virgen llegaban a las canchas, ahora por las restricciones por el coronavirus no hubo muchas personas.
Agregó que durante el día llegaron fieles católicos de comunidades cercanas a Chiantla y que los grupos de peregrinos que llegan de otros departamentos no asistieron.
Señala que los festejos son distintos y pidió a los católicos de Chiantla que sigan las transmisiones por los medios de comunicación para ceder el espacio para los visitantes.
“Es triste porque estamos acostumbrados a rendirle todos los honores a nuestra patrona, pero este año no hay mucho movimiento, la participación de los fieles es limitada por el covid-19, pero en cuestión de romeristas bajo considerablemente” indicó.
Además, dijo que modificaron la procesión en hombros por un recorrido en vehículo que llegó a todas las comunidades y “los católicos salieron al paso para poder recibir la bendición”.
El feligrés Factor Mérida explicó que cada año este lugar es visitado por miles de personas porque tienen fe en la intercesión de la Virgen para recibir milagros de sanación, un trabajo o protección para un familiar que viaja a Estados Unidos.
“Esta fiesta es muy concurrida, pero este año no hemos tenido esa afluencia, pero quienes estamos en el pueblo lo vivimos con mucha devoción” dijo.
Agregó que esta celebración marca la vida de los católicos que esperan cada año los festejos que se hacen para agradecer y pedir. Recuerda que algunos peregrinos llevan plantas medicinales y veladoras para que sean bendecidas, porque con estas preparan bebidas para curarse de algunas enfermedades.