Paul Grisham, hoy con 91 años, ni siquiera se acordaba de que había extraviado la cartera cuando unos desconocidos contactaron con él para enviársela por correo, según contó el jueves el diario de California The San Diego Union-Tribune.
El descubrimiento fortuito ocurrió durante la destrucción en 2014 de la base científica en la isla de Ross, donde estuvo destinado el marino como especialista meteorológico entre octubre de 1967 y noviembre de 1968.
La billetera de Grisham se encontraba escondida tras un guardarropas y contenía, entre otros objetos, su tarjeta de identidad de la Navy, su permiso de conducir, consignas en caso de un ataque biológico o químico, y… un boleto de racionamiento para cerveza.
El marino, aturdido, se dijo “impresionado” de que tantas personas se hubieran movilizado para enviar la billetera a su propietario.
La entrega de la cartera a su dueño fue posible gracias a una cadena de buenos samaritanos.
Uno de los responsables del grupo de investigación en la Antártida contactó con uno de sus antiguos empleados que ya había completado con éxito una operación similar con la pulsera de un marino encontrada en una tienda.
Junto a su hija, llamaron a una fundación para veteranos, que contactó a su vez con la Asociación del Servicio Meteorológico Naval de la que Paul Grisham era miembro.
La billetera llegó finalmente el sábado pasado en buen estado a la residencia del veterano en San Carlos, en el sur de California.