La localización geográfica de Guatemala y su topografía propician la amplia diversidad de tipos de bosques que cubren el territorio nacional, pudiendo encontrar 13 tipos diferenciados por la altitud, la temperatura y la vegetación, que a su vez depende de los dos primeros factores.
En Guatemala, la cobertura forestal ha disminuido considerablemente en las últimas décadas, lo que deriva en problemas para la salud de los biomas y de la población guatemalteca en general.
Castro relató que al principio el terreno fue adquirido como parte de un proyecto municipal, y que se pretendía utilizarlo como vertedero, algo que no llegó a concretarse. Luego, se tuvo la idea de desarrollar en él una urbanización, algo que tampoco ocurrió, por lo cual se optó por crear el área protegida.
Consciente del valor del bosque, comenzó la ardua labor de restauración ecológica con la reforestación del área. Los resultados son evidentes en la actualidad, pues la cantidad de árboles se encuentra entre 25 mil y 30 mil.
Impacto positivo
La cantidad de árboles permite la captación de agua, la cual sustenta al resto de las especies que habitan el bosque, y también ayuda a las comunidades aledañas, oxigenando a su vez el casco urbano de la cabecera departamental y poblados cercanos.
Este reportaje es el quinto de los cinco seleccionados por la campaña #CambioXelClima, que busca visibilizar iniciativas ciudadanas, ya en marcha, y que pueden replicarse en pro del ambiente
Es preciso mencionar que el bosque funciona como un amortiguador para el impacto ambiental, al metabolizar el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, disminuyendo con ello efectos relacionados con el calentamiento global.
Uno de los objetivos de la reserva es la conservación del agua, pues son conscientes de la importancia de las reservas subterráneas que ahora existen en ese saludable ecosistema.
Cuidados
Para la protección del bosque, cada año se ejecuta un protocolo de prevención de incendios, que consiste en la creación preventiva de brechas cortafuegos y rondas constantes, las cuales han resultado ser muy eficientes.
La mayoría de los árboles son jóvenes. Las especies predominantes son pinos, encinos y cipreses, lo cual es un indicador de la buena gestión de Werner, pues ha ejecutado la reforestación adecuadamente al reintroducir especies propias de un bosque húmedo montano bajo tropical.
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Parte de los frutos del esfuerzo de Werner y su familia es el retorno de especies animales, en especial de aves, desaparecidas en la zona décadas atrás, como lechuzas, quetzalillos, carpinteros y búhos. Los macroinvertebrados también han reencontrado su lugar en el bosque, lo cual es un fiel indicador de que la restauración se desarrolla por buen camino.