“Hay 44 personas muertas y nueve heridas en la zona de Flores del Este y muchas (…) siguen bajo el barro”, dijo a la AFP el portavoz de la agencia de gestión de desastres, Raditya Jati.
Unas horas antes, la agencia informó de 23 muertos, nueve heridos y dos desaparecidos.
Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en varios distritos de la isla de Flores, donde la mayoría de la población es católica, en torno a la 1 de la mañana, horas antes del inicio de las celebraciones de Semana Santa.
Decenas de casas quedaron cubiertas de barro, mientras que los puentes y las carreteras quedaron destruidos en la parte oriental de la isla.
La única vía de acceso es ahora por mar, desde la isla de Adonara, “pero las lluvias y el fuerte oleaje han hecho imposible la travesía”, dijo Jati.
Se espera que las condiciones meteorológicas extremas continúen durante toda la semana en la región.
Además, las inundaciones causadas por las fuertes lluvias afectaron el domingo a la ciudad de Bima, en la vecina provincia de las islas de la Sonda occidentales, y causaron la muerte de dos personas, según la agencia.
Las presas se desbordaron y sumergieron casi 10 mil hogares en Bima tras nueve horas de lluvias, añadió Jati.
Los desprendimientos de tierra y las inundaciones repentinas son habituales en el archipiélago indonesio, especialmente durante la temporada de lluvias. Pero los defensores del medio ambiente apuntan a la deforestación como factor que favorece de estos desastres.
En enero, 40 indonesios murieron en las inundaciones que afectaron a la ciudad de Sumedang, en el oeste de Java.
La agencia nacional de gestión de catástrofes calcula que 125 millones de indonesios, aproximadamente la mitad de la población del archipiélago, viven en zonas con riesgo de desprendimiento.