Los nueve clubes que renunciaron al proyecto de nueva competición (Tottenham, Arsenal, Manchester City, Manchester United, Chelsea, Liverpool, Atlético de Madrid, Inter de Milán y AC Milan) aceptaron una serie de “medidas de reintegración”.
Además de renunciar a ese 5% de sus ingresos UEFA de competición en una temporada, pagarán 15 millones de euros (18,2 millones de dólares) que serán una donación a las “comunidades locales” del futbol europeo y se comprometen a participar en las competiciones UEFA para las que se clasifiquen.
Aceptan también el pago de una multa de 100 millones de euros (121,5 millones de dólares) si algún día buscan disputar una competición “no autorizada”. Se unirán de nuevo a la Asociación Europea de Clubes (ECA), que abandonaron en el momento de la ‘rebelión’.
Los otros tres clubes (Real Madrid, Barcelona, Juventus), que “rechazan renunciar” al proyecto de Superliga europea, se exponen a sanciones más duras, que serán estudiadas próximamente por las instancias disciplinarias de la Uefa.
“Aceptando sus compromisos y su voluntad de reparar el daño que causaron, la UEFA quiere dejar este capítulo en el pasado y avanzar con espíritu positivo”, subrayó su presidente, Aleksandar Ceferin, en un comunicado.
Agregó que “no puede decirse lo mismo de los (tres) clubes que siguen comprometidos con la llamada Superliga”, por lo que “la UEFA obrará en consecuencia”.
Se trata de las primeras sanciones oficiales contra los clubes secesionistas, que incendiaron el fútbol europeo el 19 de abril al anunciar su proyecto de Superliga casi cerrada. Ante el gran rechazo social, político y deportivo, el proyecto se vino abajo apenas dos días después, motivando una cascada de renuncias de la mayoría de clubes impulsores del proyecto.