Ali Agça, de 63 años, ha dado varias versiones para explicar lo que hizo, cuyo móvil sigue siendo un misterio a pesar de que se abrieron decenas de investigaciones.
Tras su arresto, en unas declaraciones confusas, contradictorias y exaltadas, primero apuntó que el KGB y una “pista” búlgara estarían detrás del atentado, cometido el 13 de mayo de 1981 mientras que el papa pasaba por en medio de una multitud de 20 mil fieles en la plaza de San Pedro.
Tres búlgaros -dos diplomáticos y el jefe de escala de la aerolínea Balkan, Serguei Antonov- fueron acusados de complicidad en el atentado.
Este último, el único que se encontraba en Roma, fue detenido. Tras varios años de cárcel, fue liberado “por insuficiencia de pruebas” en 1986.
“Cuando se trata de una guerra a escala internacional, estas cosas pasan. Los búlgaros fueron, digamos, sacrificados”, declaró Mehmet Ali Agça.
Mehmet Ali Agça, miembro del grupo ultranacionalista “Lobos grises” en el momento de los hechos, cumplió una pena de casi 30 años de prisión por ese intento de asesinato y otros delitos cometidos en Turquía. Fue liberado en 2010.