La televisión estatal bielorrusa reportó que Roman Protasevich, un periodista disidente de 26 años exiliado en Polonia, fue detenido en Minsk luego de que el vuelo FR4978 fuera desviado de su ruta entre Atenas y Vilna.
A principios de la noche, el aparato pudo finalmente continuar su ruta a la capital de Lituania, país de la UE, donde aterrizó poco después, constató la AFP.
“Se volvió a la gente y dijo que enfrentaría la pena de muerte” en Bielorrusia, comentó sobre Protasevich la lituana Monika Simkiene, de 40 años, quien viajaba en el avión. Acotó que cuando el activista entendió que sería detenido en Minsk, se vio “muy calmado”.
Simpatizantes de la oposición bielorrusa llegaron al aeropuerto de Vilna con pancartas de apoyo a Protasevich.
Los mandatarios de la Unión Europea (UE) abordarán el incidente y “posibles sanciones” durante una cumbre el lunes, indicó un portavoz del Consejo Europeo.
Varios países del bloque como Alemania y Lituania denunciaron los hechos, que el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, calificó de “terrorismo de Estado” y para los que pidió “sanciones inmediatas”.
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Francia convocó al embajador bielorruso en París. Y el Reino Unido, que ya no forma parte de la UE, también advirtió al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, que se expone a “graves consecuencias”.
A su vez, Estados Unidos “condenó fuertemente” la detención, y el secretario de Estado, Antony Blinken, pidió la liberación de Protasevich.
“Este acto chocante perpetrado por el régimen de Lukashenko puso en peligro la vida de más de 120 pasajeros, incluidos ciudadanos estadounidenses”, dijo Blinken en un comunicado.
La OTAN, por su parte, pidió una “investigación internacional” por este “incidente grave y peligroso”, indicó su secretario general, Jens Stoltenberg.
Según las autoridades, el avión desvió su trayectoria por una “amenaza de bomba”.
Sin embargo, el aeropuerto de Minsk, citado por la agencia de prensa oficial Belta, afirmó que la amenaza de bomba resultó ser “falsa” tras un registro del Boeing.
El presidente bielorruso dio personalmente la orden de que un avión de caza MiG-29 interceptara el avión tras esta amenaza, según su servicio de prensa.
“Pelea con el KGB”
Lukashenko se enfrentó en 2020 a un histórico movimiento de protestas que reunieron durante varias semanas a decenas de miles de personas en Minsk y otras ciudades de este país de unos 9,5 millones de habitantes.
Pero la movilización fue perdiendo fuelle ante las detenciones masivas, la violencia policial que ha dejado al menos cuatro muertos, el continuo acoso judicial y las fuertes condenas a prisión a activistas y periodistas.
En noviembre, los servicios de seguridad bielorrusos (KGB), herederos del período soviético, incluyeron a Protasevich, de 26 años, y al fundador del medio opositor Nexta, Stepan Putilo, en una lista de “individuos implicados en actividades terroristas”.
El actual redactor jefe de Nexta, Tadeusz Giczan, aseguró que agentes del KGB bielorruso estaban a bordo del avión.
“Cuando el avión entró en el espacio aéreo bielorruso, los agentes del KGB originaron una pelea con el personal de Ryanair”, asegurando que había una bomba a bordo, según Giczan.
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Una portavoz de los aeropuertos lituanos dijo a la AFP que recibió como primera explicación por parte del aeropuerto de Minsk un conflicto entre pasajeros y la tripulación.
Según las imágenes del sitio web especializado flightradar24, el Boeing fue interceptado justo antes de la frontera con Lituania.
“Pena de muerte”
El medio Nexta, fundado en 2015, desempeñó un papel clave en la reciente ola de protestas contra la reelección en 2020 de Lukashenko, en el poder desde 1994, difundiendo consignas y compartiendo fotos y videos de las manifestaciones y de la represión.
La opositora bielorrusa en el exilio en Lituania, Svetlana Tijanóvskaya, condenó inmediatamente la detención de Protasevich y aseguró que el activista se enfrenta a la “pena de muerte”.
Esta ex república soviética es el único país de Europa que aplica la pena capital.
La represión de las autoridades bielorrusas le valieron a Minsk una batería de sanciones occidentales que condujeron a Lukashenko a aproximarse a su homólogo ruso, Vladimir Putin.