No es casualidad que el Popol Vuh quepa dentro de esa premisa. El libro, que se estima fue escrito alrededor de 1554 y 1558 por los k’iche’s, ha trascendido más allá de sus casi 470 años e incluso del territorio que lo vio formarse entre palabras recitadas y escritas: Chichicastenango.
Hasta la actualidad, el texto ha sido traducido unas 30 veces en siete distintos idiomas. Ha inspirado piezas de arte visual, obras de teatro, proyectos audiovisuales, cómics e incluso su título ha servido para nombrar museos, librerías, y hasta proyectos musicales (durante los 70s, una banda alemana se nombró Popol Vuh).
El interés no es vano dentro de la misma virtualidad. Tan solo 1.09 segundos después de haber escrito “Popol Vuh” en el buscador Google, aparecieron 2 millones 440 mil resultados al cierre de esta edición.
El 30 de mayo de 1972 fue declarado libro nacional de Guatemala, por lo que cada año se conmemora su día en esta fecha. En el 2012, el Ministerio de Cultura y Deportes lo declaró patrimonio intangible de la Nación.
Pero ¿qué hace tan especial a este libro? Para responderlo, es necesario comenzar por su inicio que, a la vez, es el origen de un todo.
Muchos han mencionado que se trata de un libro sagrado, pero algunos investigadores discrepan. La antropóloga maya—kaqchikel Aura Cumes apunta que no se trata de libro sagrado ya que, al darle esa calidad, se convertiría en un libro relacionado al fundamentalismo (lo cual apuntaría a una “verdad absoluta” o inamovible de las cosas).
En respuesta, la antropóloga sugiere verlo como un libro histórico que recopila una visión de mundo.
Cabe resaltar que el Popol Vuh no es el único texto que representa la visón de mundo —o como muchos llaman cosmovisión— de los pueblos mayas, puesto que fue uno de los que se lograron preservar luego de la colonización española. Muchos otros libros fueron quemados y destruidos por los mismos colonizadores.
El Popol Vuh fue reproducido luego de que el sacerdote dominico Francisco Ximénez lo tradujera del k’iche’ a símbolos latinos.
Con el paso del tiempo, el documento viajó por diversas partes del mundo y fue traducido en distintos idiomas. El primero en traducirlo al español fue el historiador, intelectual y diplomático guatemalteco Adrián Recinos, en 1947.
Entre los manuscritos que narran la visión de mundo entre los mayas destacan el Memorial de Sololá, Los Anales de los Kaqchikeles, el Título Cʼoyoi, el Rabinal Achí y el Título Real de Don Francisco lzquin Nehaib.
De acuerdo con el fallecido lingüista, abogado y poeta maya-k’iche’ Enrique Sam Colop —quien dedicó gran parte de su carrera a investigar— el Popol Vuh contiene registrada la mitología y la historia del pueblo k’iche’ hasta la colonización de los españoles en el siglo XV.
Se divide en tres partes: En la primera se describe la creación y el origen de las personas. Durante la segunda, se abordan los relatos de los jóvenes Junajpu e Xbalamke; y en la tercera se abordan pasajes de los pueblos originarios, las guerras y la coexistencia de los k’iche’s hasta el inicio de la colonización.
Colop establece en su traducción del libro que la narrativa contenida en él se caracteriza por mostrar una transición no lineal entre la historia y la mitología. De hecho, la versión del lingüista se vale de la estructura poética con la cual se cree fue escrita originalmente.
Además de su valor mitológico e histórico representado por los k’iche’s, así como su distintivo valor temporal que enfrenta las narrativas lineales, el Popol Vuh puede comprenderse desde varias aristas que suman a una mayor comprensión hasta la actualidad.
Importancia en distintos saberes
La antropóloga Aura Cumes hace una lectura del “mundo del uno” que enfrenta la visión del Popol Vuh. Establece que el Occidente colonizador ha presentado la vida y el origen como un solo proceso alrededor de una sola raza, un solo tiempo y dios. Explica que esta visión, que se ha heredado desde el mismo proceso de la conquista, es contraria a la visión de mundo plasmada en el Popol Vuh donde se habla del mundo dual, “par”, o “poli”, cuya creación fue realizada por múltiples parejas encabezadas por el cielo y la tierra junto con todo lo existente.
La también antropóloga Lina Barrios explicó a este medio en una ocasión que el Popol Vuh también muestra una gran importancia frente a la diversidad natural. Barrios comentó que en el libro se mencionan 92 especies propias de Guatemala: 41 de flora —entre ellas pericón, maíz, hule, caña, copal y zapote— y 51 de fauna — como quetzales, jaguares, venados, cascabeles, micoleones, entre otros—.
Agregó que el rol de las mujeres también es relevante en el documento, ya que las energías femeninas son femeninas y se encuentran “en complementariedad”. Además, se mencionan comadronas, gobernadoras, guerreras e incluso las energías que guardan la milpa.
Mariela Tax, poeta y educadora popular aduce que dentro del Popol Vuh se percibe la vida misma “en la conjugación de los elementos, la naturaleza y la sabiduría como parte de un todo, pero también de las estructuras que se van conformando, construyendo y reconstruyendo a lo largo de la historia”.
Tax expresa que las palabras aportan en medio de lo poético una sensibilidad sobre la “diversidad de la vida”. A la vez que sirven como guía durante la narrativa, también permiten una profundización, agrega la educadora.