“En nombre de Cristo, fuera de la casa de Dios”, repetía el prelado constantemente mientras encaraba al oficial con un crucifijo de madera gigante.
Actualmente en el país sudamericano se establecieron normas que dictan el límite de aforo para reuniones de todo tipo, incluidas las misas y otras celebraciones religiosas, se trata del Decreto de Necesidad y Urgencia, conocido como DNU.
“Queda suspendida la presencialidad en las actividades económicas, industriales, comerciales, de servicios, culturales, deportivas, religiosas, educativas, turísticas, recreativas y sociales”, reza el mencionado decreto.
Por esta razón, el agente habría ingresado a la iglesia, pero fue increpado por el párroco, quien quería continuar con sus celebraciones litúrgicas.
“Para que yo no realice la misa el fin de semana que viene, me van a tener que matar. Así como ustedes se deben a las autoridades, yo me debo a la palabra de Dios”, manifestó el sacerdote, quien no ha podido ser identificado.
Sin embargo, el religioso no pudo evitar que se hiciera cumplir la ley y la misa se suspendió.