Tras hacer un gesto a su banquillo para comunicar el problema, intentó regresar al juego, pero finalmente tuvo que renunciar a continuar. Cedió su lugar en el minuto 39 al danés Andreas Christensen.
Es un duro golpe para el brasileño, que disputaba su segunda final consecutiva en la Champions, tras la que perdió con el París Saint-Germain el año pasado en Lisboa ante el Bayern Múnich (1-0).