El terreno dio sus primeros frutos, y nació en Monzón un deseo por pertenecer a alguna asociación que impulsara a varios productores de la comunidad, con el objetivo de lograr mejores precios para el café.
Por esa razón, en el 2013, se unió a un grupo. Ella era la única mujer. Luego, formaron una asociación, y uno de los fundadores fue nombrado presidente.
Dos años después, la eligieron a ella representante legal. En esa época, eran 23 productores. Pensaron que era mejor integrar una cooperativa, que salió a la luz en el 2017.
“Mis hijos me impulsaron a seguir adelante. Yo quería trabajar fuertemente por mi familia. Como cultivaba café, necesitaba capacitarme para mejorar la producción, y por eso me acerqué e incorporé a la Asociación Integral de Caficultores Rancho Viejo”, comentó la productora.
Actualmente, es presidenta de la Cooperativa Integral de Pequeños Productores de Rancho Viejo, integrada por 56 familias —15 mujeres—.
A pocos meses de dejar el cargo dentro de la cooperativa recibió la noticia que fue seleccionada para recibir el premio: “El Alma de la Ruralidad”, que el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) otorga a destacados Líderes de la Ruralidad de las Américas.
“Todo sacrificio vale la pena, fui rechazada varias veces por mis ideas de buscar beneficios para la comunidad, pero luego de varios años de lucha doy gracias por los resultados que han ayudado a salir adelante a varias familias, hemos generado empleos y especialmente a mujeres productoras de café”, expresó emocionada.
El IICA organiza el calendario para entregar el reconocimiento tanto a Monzón como a otros líderes rurales de Latinoamérica y El Caribe. Asimismo, parte del premio incluye trabajar y facilitar la vinculación con organizaciones para conseguir recursos que puedan apoyar al proyecto de Monzón.
También, será invitada a participar en diversas instancias asesoras del organismo especializado en desarrollo agropecuario rural.
“Se trata de un reconocimiento para quienes cumplen un doble papel irremplazable: ser garantes de la seguridad alimentaria y nutricional y al mismo tiempo guardianes de la biodiversidad del planeta a través de la producción en cualquier circunstancia. El reconocimiento, además, tiene la función de destacar la capacidad de impulsar ejemplos positivos para las zonas rurales de la región”, dijo Manuel Otero, director general del IICA.
El director consideró que son personas que encarnan liderazgos silenciosos que es preciso visibilizar y reconocer. “Son, por sobre todas las cosas, ejemplos de vida. Porque transforman, superan adversidades e inspiran”, resaltó.
Los resultados de la primera etapa de la iniciativa serán presentados ante el Comité Ejecutivo del IICA, una de las instancias de gobierno del Instituto.
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Historia de éxito
La huella y legado que dejará Monzón al concluir su período como presidenta de la cooperativa es la capacidad instalada, es decir, que en los últimos años han estado comercializando unos 1 mil 500 quintales de café pergamino, con ayuda de la Asociación de Cooperación al Desarrollo Integral de Huehuetenango (Acodihue) se han logrado alcanzar algunos mercados.
La participación de la mujer en las organizaciones productivas es clave, aseguró María Febres, representante de IICA en Guatemala.
“Para ellas el camino no es fácil, deben trabajar mucho y demostrar que realmente pueden contribuir y alcanzar cargos de liderazgo”, opinó Febres.
Un sueño cumplido
En su cumpleaños número 50, Elvia recibió un regalo importante: una tostadora con la que tanto había soñado para la cooperativa.
La tostadora de café es parte del plan de fortalecimiento a organizaciones de productores que promueve el Programa Centroamericano de Gestión Integral de la Roya del Café (Procagica) para mejorar su integración en la cadena de café. Con ello, la organización podrá generar valor agregado y comercializar el producto a un mejor precio.
“Fue una coincidencia inolvidable Procagica nos sorprendió con el tostador. Miraba aquello tan bonito y no sabía cómo lo íbamos a manejar”, contó Monzón.
La tostadora llegó poco antes de que ingresara la pandemia del covid-19 al país, por lo que la cuarentena demoró la capacitación para el uso de la tostaduría.
“Aprendimos por nuestra cuenta, observando a los tostadores en la primera visita, y el café nos salió excelente”, afirmó la productora.
Además, han contado con el acompañamiento de la Asociación Nacional del Café (Anacafé) y del IICA a través del Procagica y han logrado renovar la mayor parte de los cafetales, instituciones que los han apoyado con fertilizantes, abonos orgánicos y fungicidas.
La pandemia ha detenido los planes de crecimiento de la cooperativa y el uso de la tostadora. Otros efectos de la crisis sanitaria, que aún impactan son el escaso transporte público, que ha detenido el procesamiento de café de aldeas cercanas, ya que la mayoría de los productores locales moviliza el café en microbús.
Otro sueño que persigue Monzón es la construcción de una bodega para almacenar el café en un terreno que acaban de adquirir a través de la cooperativa.
Monzón espera que el reconocimiento del IICA pueda ser el respaldo que necesitan para lograr el apoyo con algunos materiales, mano de obra, o bien lo que pueda colaborar para la materialización de ese nuevo sueño.