Antes de subir este miércoles al avión presidencial en la base de Andrews, en las afueras de Washington DC, una cigarra de gran tamaño se posaba en el cuello de Biden, quien reaccionó en broma: “Cuidado, me acaba de pillar una”, mientras se la retiraba del cuello.
Esta anécdota es solo una secuela de la que ha sido la hazaña de las cigarras en este viaje: retrasar el vuelo de los periodistas estadounidenses e internacionales, entre los que se encontraba Efe, que iban en un vuelo chárter fletado por la Casa Blanca.
El vuelo estaba previsto que saliera del aeropuerto internacional de Dulles, en las cercanías de la capital de EE.UU., el martes a las 21.00 hora local (01.00 hora del miércoles), pero se tuvo que retrasar durante siete horas debido a que varias cigarras aventureras se habían adentrado a explorar el motor del avión.
Y es que estos días las calles de Washington DC y otras partes de la costa este de EE.UU. están literalmente inundadas de cigarras, debido a un fenómeno que se produce cada 17 años y que ha hecho que este año millones de estos animales hayan emergido del subsuelo.
Parece que los aeropuertos no se libran de la presencia de cigarras, o por lo menos el de Dulles.
La incursión de las cigarras en el avión de la Casa Blanca hizo que los responsables del viaje tuvieran que buscar otro aparato, que tuvo que llegar desde Nueva York y a un nuevo piloto que se tuvo que trasladar desde Cleveland (Ohio).
Ante esta situación, los reporteros se lo tomaron con humor y los organizadores del viaje compraron una veintena de pizzas para aplacar sus estómagos hambrientos.
Las horas pasaban y el avión desde Nueva York no llegaba: Tras posponer la partida a las 23.00 hora local, fue aplazada una vez más hasta las 01.00 hora local del miércoles, para finalmente acabar saliendo a las 03.00 horas.
Con el paso del tiempo se ofreció refrigerios gratis a la prensa en un hotel próximo al aeropuerto y la posibilidad de dormir, aunque fuera por unas horas, en una habitación del establecimiento.
Mientras, los periodistas se lo tomaban con humor y aprovechaban para comentar el episodio de las cigarras en Twitter.
E incluso la cadena de televisión CNN le dedicaba espacio en su programación para hablar de la irrupción de las cigarras en el vuelo chárter de la Casa Blanca y señalaba en uno de sus rótulos: “Las cigarras pisotean la Primera Enmienda (que protege la libertad de prensa) y dejan en tierra el avión de la prensa de Biden”.
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La aerolínea Delta, propietaria del avión invadido por los insectos, tuvo que emitir un comunicado:
“Un vuelo chárter de Delta se retrasó el 8 de junio debido a una unidad auxiliar de energía no operativa (APU, en inglés) en el aparato Airbus A330. El problema fue la presencia de cigarras estacionales dentro de la APU, que la dejaron fuera de funcionamiento”, reza el texto.
Finalmente, Delta indica que tuvo que mandar un aparato de reemplazo para que los periodistas pudieran volar.
“Nos disculpamos a los clientes del chárter por este poco común retraso entomológico (relativo a insectos), pero siempre lo más importante es la seguridad”, zanja el texto.
Tal es la nube de cigarras voladoras que campa a sus anchas estos días en la capital de EE. UU. y sus afueras que incluso han podido ser detectadas por los radares del clima.
Más allá de las molestias que puedan ocasionar, estos insectos, que se denominan cigarras Brood X (Cría X), son inofensivos y emergen del subsuelo cada 17 años cuando rompen de su hibernación: Tienen ojos saltones, miden unos 3 centímetros de largo y tienen alas traslúcidas.
The President swats a cicada off of his neck before getting on Air Force One. pic.twitter.com/l0kuaLWyss
— Kate Sullivan (@KateSullivanDC) June 9, 2021