Escenario

Divorcio, infertilidad y lucha contra el envejecimiento marcaron la vida de la actriz de Friends Courteney Cox 

“Envejecer no fue lo más fácil para mí. Me la pasé tratando de ganarle al tiempo, como en una carrera”, dijo la eterna Mónica Geller de Friends.


Courteney Cox junto al elenco de Friends. (Foto: Hemeroteca PL)

Courteney Cox junto al elenco de Friends. (Foto: Hemeroteca PL)

A sus 57 años, la eterna Mónica Geller de la serie Friends se bajó de la carrera contra los años y dijo que “me la pasé tratando de ganarle al tiempo, porque hay una presión para mantener la imagen que no depende solo de la fama, es solo por ser mujer”.

La intérprete de Mónica Geller durante toda su carrera le puso la voz y el cuerpo a cuestiones que atraviesan al género, mientras la realidad se cruzaba –a veces tristemente– con la ficción.

Tal vez sin proponérselo, durante toda su carrera visibilizó cuestiones que afectaban la vida de las mujeres. Casi una década antes de ser Monica Geller en Friends, Courteney Cox se hizo conocida en 1985 como el rostro de una marca de tampones en la que, para horror de sus excompañeras de la tradicional secundaria de Mountain Brook, fue la primera chica que dijo la palabra “período” en la televisión americana.

Por entonces Cox tenía 20 años, había dejado la carrera de arquitectura y llegado a Nueva York junto a su novio, el representante de bandas y sobrino de su padrastro Ian Copeland, quien aparte de darle un lugar en su compañía, le sugirió que trabajara como modelo y actriz. No le costó mucho y consiguió un contrato con Ford Models, una de las agencias de talentos más importantes de la época.

Nacida hace  57 años en una familia acomodada de Alabama como la menor de los cuatro hijos del empresario Richard Cox y Courteney Bass, tenía 10 años cuando sus padres se divorciaron, en 1974.

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CeCe, como la bautizaron mientras crecía como la líder de las porristas y la reina del baile de graduación, tuvo que acostumbrarse a ser la del medio: sus padres tuvieron nueve hijos más con sus nuevas parejas. Mientras Richard Cox se mudó a Florida, su madre se casó con el empresario y financista Hunter Copeland, y Courteney pasó su adolescencia con ellos en Birmingham, uno de los suburbios más ricos y conservadores de Estados Unidos.

Fue criada para ser una perfecta dama sureña con acceso a los clubs más prestigiosos y su belleza era su mejor carta de presentación.

Pero en sus comienzos, su origen resultaba ser un inconveniente para sus pretensiones actorales. Pasó meses tomando clases de locución para dejar atrás su acento de Alabama, aunque en la primera aparición pública por la que llamó la atención no tuvo que hablar. Fue para el video de la canción Dancing in the dark, que Bruce Springsteen grabó en 1984, y que sería premiado en los MTV Video Awards del año siguiente.

Se dice que durante el rodaje el músico al que le señalaron que debía elegir a Cox entre el público, no supo que ella era una actriz hasta terminar de grabar. La que llegaría a ser una de las mujeres mejor pagas de la televisión cobró solo US$350 por subir a bailar con Springsteen al escenario como una fan, de pelo cortísimo y musculosa rockera con estampa de su supuesto ídolo.

Después seguirían varios comerciales y un rol fijo como la novia de Michael J Fox en la serie Family Ties, entre 1987 y 1989. Fue el momento en el que se decidió a pasar definitivamente a la actuación. Había aprovechado lo que ganaba como modelo para pagarse las clases de teatro y consiguió papeles en películas como Amos del Universo (1987) y Cocoon (1988).

En 1989 le dijo a un amigo que le había encantado el trabajo de Michael Keaton en Clean and Sober (1988), con el que daba un giro a su carrera como comediante. Ese amigo hizo de celestino y les arregló una primera cita en casa de Cox que, según le contó a People, pasaría cinco horas con el actor de Batman sin parar de hablar “sobre las casas de nuestros sueños, las más grandes que habíamos visto y las que nos gustaría construir nosotros mismos”. Estuvieron juntos por casi seis años.

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Puede que aquel amor se terminara, pero su pasión por la arquitectura sigue intacta: aunque abandonó la facultad, el diseño es hasta hoy uno de los mayores –y más lucrativos– hobbies de CeCe, que invirtió una buena parte de la fortuna que ganó gracias a su papel de Monica en Friends en comprar, renovar y revender casas.

Cox, al igual que sus ex compañeros de elenco, llegó a ganar US$1 millón por capítulo de la sitcom, es hoy la segunda más rica del grupo después de Jennifer Aniston, con US$150 millones. Parte de esos ingresos provienen de sus inversiones en propiedades que recicla: es conocida por su buen ojo para transformar piezas de arquitectura clásica con toques actuales. Un gusto que compartía con Keaton y de hecho el primer regalo que le hizo fue la mansión a la que se mudaron en Santa Monica.

Se separaron al comienzo de la segunda temporada de Friends, en 1995. Como contó en la reciente reunión a 17 años del último capítulo de la serie de Marta Kauffman, David Crane y Kevin Bright, en la audición original, a Courteney, de entonces 27 años, le ofrecieron el personaje de Rachel Green que recaería en quien luego se convirtió en su mejor amiga dentro y fuera de la ficción: Aniston. Pero la actriz dijo que prefería hacer de Mónica porque se sentía más identificada con el papel. Fanática del orden y la limpieza, en un reciente video que compartió con sus seguidores de Instagram bromea al respecto: “Decime que sos Mónica sin decirme que sos Mónica. Yo voy primero”. Entonces pasa a mostrar la milimétrica organización de la cocina de su casa de Malibú, incluyendo un cajón en el que hay un lugar exacto para cada utensilio y otro para las especias. “Sí, ya lo sé”, acepta en total sintonía con su alter ego.

De alguna manera, la sitcom que duró 10 años, le dio todo y también mostró sus propios dolores y alegrías. En un episodio de la tercera temporada, una estrella invitada, perteneciente a una reconocida dinastía de Hollywood, interpretó a un stalker que perseguía a Phoebe (Lisa Kudrow) al confundirla con su melliza Ursula. Cox apenas si interactuó en esa oportunidad con el que años más tarde se convertiría en el padre de su hija, pero cuando volvió a cruzarse con David Arquette en el set de Scream (1996) –compartieron cartel durante toda la trilogía–, la atracción fue instantánea.

Se casaron en la Catedral de Grace, en San Francisco, a días de que ella cumplió 35 años, el 12 de junio de 1999. Comenzó la sexta temporada de Friends, en septiembre de ese año, como Courteney Cox Arquette. Para ella, que tras la separación de sus padres “había quedado con la sensación de que nada era necesariamente permanente”, David había llegado para cambiarlo, y su manera de demostrarlo era anunciando públicamente que había cambiado su nombre legal y profesional.

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Desde el primer momento, los Arquette-Cox quisieron consolidar ese amor con la búsqueda de un hijo, pero igual que Monica y Chandler en la ficción, tuvieron que lidiar durante años con problemas de fertilidad. En 2019, la actriz se puso al frente de la docuserie de Facebook Nueve Meses con Courteney Cox en la que acompañaba a 10 parejas en el proceso de la concepción y el parto, precisamente para sacar a la luz estos temas que la habían tocado tan de cerca. “Perdí muchos embarazos, y no creo que eso sea algo que debamos callar, porque es algo triste, pero pasa. Pienso que es importante poder hablar de estas cosas para que muchas personas que están pasando por lo mismo sepan que no están solas”, dijo mientras promocionaba el programa en un reportaje para Busy Tonight. “Yo me embarazaba con facilidad, pero me costaba retenerlos y tuvimos muchas desilusiones –confió en otra entrevista con People–. Aunque tratábamos de volver a intentar en cuanto estábamos listos. No voy a decir que era un paseo por el parque, pero ¿qué íbamos a hacer? ¡Yo no quería darme por vencida!”

Pero en medio de esa lucha, tenía que sonreír y hacer de Monica en uno de los programas más populares de la historia. Uno de los abortos espontáneos que sufrió fue a días de que Rachel tuviera a su hija Emma durante la octava temporada de Friends. Es un capítulo conmovedor, en el que Monica –que lucha para quedar embarazada–, le cede a su amiga el nombre que había pensado para cuando ella misma tuviera una beba.

Cuando finalmente Cox tuvo a su hija Coco mediante fertilización asistida, en 2004, la madrina no fue otra que Aniston. Aunque en la ficción Monica y Chandler terminan por adoptar mellizos, CeCe atravesó su embarazo durante la temporada final de la serie, y los vestuaristas tuvieron que ocultarlo poniéndole blazers y camisas anchas, mientras las cámaras intentaban hacerle solo primeros planos.

Coco Arquette Cox, acaba de cumplir 17 años. Nació un 13 de junio, dos días antes del cumpleaños de su mamá y uno después del aniversario de casamiento de sus padres. Parecía que tenían todo lo que querían y Coco había llegado para sellar la ilusión de que la familia “permanente” era posible, hasta que, en octubre de 2010, anunciaron su separación. Después del divorcio, en 2013, ella volvería a ser simplemente Courteney Cox.

Sin embargo, según dijo a la revista More, el amor y la familia que formaron solo cambió de forma. “Cuando amás a alguien, querés que sea feliz, incluso si no es con vos”, dijo sobre su ex cuando se supo que él iba a tener otro hijo con su nueva novia, en enero de 2014. “Estuvimos casados mucho tiempo, y en los divorcios siempre hay cosas de las que uno se arrepiente, pero tenemos una hija y muchos proyectos juntos, nos vemos casi a diario y siempre nos vamos a desear el bien”, agregó quien ya estaba en una relación con el músico de Snow Patrol Johnny McDaid.

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Hacia afuera, todo era seguridad. Pero, una vez más, en su vida la ficción se acercaba demasiado a la realidad: igual que Jules Cobb, el personaje que interpretó entre 2009 y 2015 en la serie Cougar Town, de pronto Cox era también una madre divorciada enfrentándose de nuevo al mundo de las citas y a la crueldad de ver, a los 50, cómo la madurez no se mide con la misma vara para varones y mujeres. Su ex iba a volver a ser padre con una novia 17 años menor que ella, mientras Courteney –que alguna vez había sido nombrada por Playboy como “la chica más hot”, y estuvo “entre las 10 más sexis del mundo” de la revista For Him– se empeñaba en detener el envejecimiento con todo tipo de tratamientos y cirugías. El mensaje de Cougar Town era positivo, las mujeres también podían correr detrás de jóvenes musculosos y buscar relaciones sin compromiso, pero para ella fue devastador.

Hace unos años, durante su participación en el reality Running Wild, admitió: “Envejecer no fue lo más fácil para mí. Me la pasé tratando de ganarle al tiempo, como en una carrera. Hasta que me di cuenta de que no se puede. Pero es muy difícil, porque hay una presión para mantener la imagen que no depende solo de la fama, es solo por ser mujer”.

Cox todavía se arrepiente de algunas cirugías que la hicieron ver “falsa”. “Todo se cae, y yo trataba desesperadamente de evitarlo. Pero las caras necesitan tener gestos especialmente si tenés la piel finita, como yo”, explica, y asegura que para revertir ese efecto dejó que se disolvieran los rellenos que tenía y hoy recurre únicamente a tratamientos no invasivos, como el láser. “Soy todo lo natural que puedo y me siento mejor. Creo que me parezco más a la persona que era. O eso espero”.

Desde entonces, la actriz se convirtió en una de las voceras y promotoras de un envejecimiento más natural y una belleza con menos exigencias. Con muchas rutinas y ejercicios que comparte con su amiga Aniston –con quien suelen juntarse para almorzar ensaladas (no, no comen hamburguesas con papas fritas)–, como el uso de un sauna infrarrojo varias veces a la semana “para rejuvenecer las células y eliminar toxinas”, y el cuidado de la piel con “una toalla caliente todas las mañanas, un serum con vitamina C y crema antiarrugas” antes del maquillaje, repite que, para ella, lo más importante fue evitar los rellenos e inyecciones de botox y colágeno.

“Me llevó tiempo, pero aprendí a aceptar el movimiento, a aceptar que envejecer es parte de la vida, y también a aceptarme a mí”, comentó Cox. Esa misma chica sureña que, sin proponérselo, se animó a hablar de todos los tabúes de las mujeres, en un oficio donde eso puede costarles la carrera.

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