Salud y Familia

Consideraciones para prevenir que los niños desarrollen relaciones dependientes

Conozca más sobre la dependencia emocional y desarrolle capacidades para crear relaciones de manera independiente, autónoma y desde un apego sano.

Consideraciones para prevenir que los niños desarrollen relaciones dependientes

En la dependencia, las personas se encuentran sujetas a alguien (o algo) y pierden la capacidad de valerse por sí mismas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El nudo en la garganta por esa persona, la necesidad de estar pendiente de ella y el mundo fijado alrededor de su existencia. Estas son tan solo algunas de las muestras de lo lejos que puede llegar la dependencia emocional.

Para explicar las implicaciones y repercusiones que puede tener este tipo de situaciones es pertinente comenzar definiendo qué es una dependencia.

La Asociación Americana de Psicología la explica como “cualquier necesidad personal que deba ser satisfecha por otros, incluidas el afecto, amor, refugio, cuidado físico, alimentación o de seguridad”.

Entre ellas suelen destacar mucho las dependencias emocionales respecto a otros. La psicóloga clínica Inés Zepeda comenta que se trata de situaciones en las que las personas se encuentran sujetas a alguien (o algo) y pierden la capacidad de valerse por sí mismas.

Cuando surge la dependencia emocional, por lo general son dos personas las involucradas: el dependiente y el proveedor, quien “llena” los sentimientos anhelados por la otra parte.

Puede haber distintas manifestaciones de dependencia emocional: la más común, de pareja, sucede cuando una de las partes prioriza a su compañero(a) por encima de todas las demás personas y situaciones. Su mundo se basa en el trato amoroso o atención que pueda recibir del proveedor.

La dependencia familiar también es una realidad. Sucede cuando las libertades de los miembros son limitadas a la existencia de otros dentro del mismo círculo familiar. En ocasiones surgen grados de control sobre la persona proveedora.

También se puede hablar de dependencia hacia cosas o sustancias e incluso hacia los entornos sociales.

La falta de autoestima y amor propio pueden generar un conflicto personal y también propiciar la dependencia emocional con otros. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Zepeda comenta que la dependencia radica en una sensación de vacío, las personas sienten les falta algo y por ello, buscan suplirlo mediante otras personas o cosas.

La psicóloga sostiene que, a diferencia de lo que se ha dicho del tema, y visto desde la terapia cognitivo-conductual, la ausencia que busca suplir el dependiente no siempre se relaciona a una carencia afectiva del pasado.

“Se puede tratar de una carencia percibida y relativa, ya que la persona advierte que le falta algo imprescindible y por eso lo va a buscar en otros”, explica la especialista en salud mental.

La dependencia también suele figurar en personas inseguras y con baja autoestima. Al momento en que buscan a sus proveedores, estos perfiles buscan que se refuerce su valía, ya que se sienten incapaces de reconocerla de manera propia.

Asimismo, las expectativas y conductas inculcadas dentro de los espacios de crecimiento promueven conductas dependientes emocionales. Muchas veces hay personas que creen que necesitan una pareja para estar completas en respuesta a una idealización ajena; explica la psicóloga Zepeda.

Efectos de la dependencia y cómo puede detectarse

Las conductas dependientes suelen resumirse en gran frustración y miedo respecto a los proveedores. A propósito de esto, el autor Walter Riso apunta en su libro ¿Amor o dependencia?: “La persona apegada nunca está preparada para la pérdida, porque no concibe la vida sin su fuente de seguridad y/o placer”.

Inés Zepeda señala que la insaciabilidad, tener continuamente pensamientos y miedos obsesivos respecto a la otra persona son algunos de los efectos principales de la dependencia. El temor a la soledad y el hecho de renunciar a los propios valores para cumplir las expectativas de la otra persona también figura en estos casos.

Se añade la incapacidad de tener otras ocupaciones en las que no se encuentre el proveedor del dependiente, por lo que es probable este se vea dificultado para desarrollar otras relaciones.

Es posible dejar de ser dependiente en medida que las personas hagan una evaluación de cómo se sienten frente a sus proveedores y decidan actuar. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La psicóloga apunta que las personas dependientes no suelen ser estar al tanto de su comportamiento por un tiempo, pero es habitual que quienes se percaten de ello sean personas que le rodean como familiares, colegas o amistades.

La buena noticia es que, una vez detectada, la dependencia puede trabajarse desde la voluntad y el acompañamiento de especialistas en salud mental.

Zepeda recomienda a las personas que crean ser dependientes preguntarse cuáles son las necesidades que buscan en otras personas o bien, las ideas que persisten en referencia a lo que se pretende llenar mediante sus proveedores.

Para determinar la dependencia, podría hacerse un análisis de cuáles pensamientos surgen cuando el proveedor no está, cuando carece de algo que el dependiente espera y que, en consecuencia, detona el miedo y la ansiedad.

Prevenirla desde el nicho familiar

La también psicóloga clínica, Nissely Herrera comenta que hay distintos tipos de apego que tienen efectos en los primeros años de vida de los niños.

Por un lado, el seguro es aquel que les muestra a los pequeños referentes de seguridad a pesar de los temores, frustraciones o angustias que puedan encontrar.

El ambivalente es uno en el que no hay figuras de autoridad, los niños no se sienten del todo seguros y deben ser condescendientes.

El inseguro es aquel desde el cual los niños crecen en un ambiente de dependencia para todo lo que hacen. Tiende a destacar la búsqueda de aceptación.

Estar disponible emocionalmente para los hijos puede garantizarles mayor seguridad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Por esta razón, explica la psicóloga, es pertinente que los encargados de niños o padres de familia trabajen por brindar la atención y amor suficiente para que los pequeños se sientan acompañados y considerados. Es fundamental desarrollar un apego seguro.

Nissely apunta que uno de los temas imprescindibles es que los adultos se encuentren emocionalmente estables. De lo contrario, su estado anímico será contraproducente para los pequeños, ya que no podrán estar disponibles para sostenerlos.

Herrera apunta que, entre las herramientas que pueden desarrollarse para generar un vínculo que les dote de seguridad, destacan:

  • Generar espacios sin juicios para que los pequeños hablen de lo que sienten.
  • Capacitarlos en actividades del hogar que les permitan participar de manera útil.
  • Gestionar las emociones que puedan aflorar en cualquier momento y validarlas.
  • Propiciar espacios para que los pequeños pongan en práctica su criterio en cuanto a toma de decisiones.
  • Evitar etiquetas que los tilden de “dramáticos”, “exagerados” o “llorones”

Asimismo, la psicóloga Inés Zepeda apunta que a lo largo del crecimiento es importante fomentar el criterio en los niños para que estos aprendan a poner límites y sepan cómo decir “no” ante situaciones que no les hagan sentir cómodos. De igual manera, obligarlos a dar afecto o cariño a otras personas puede ser perjudicial, ya que los condiciona a tener que hacerlo siempre.

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