Seis de cada diez brasileños están en contra de esta Copa América, según un reciente sondeo del Instituto IDEIA. Los problemas empezaron antes incluso de que el balón empezara a rodar con un importante brote en la selección venezolana.
Dos semanas después, el Ministerio de Salud de Brasil registra 198 casos de covid-19 relacionados con el certamen entre los casi 30 mil test PCR realizados, según los datos divulgados el lunes.
De ese total, 57 se han dado entre jugadores y miembros de las diez selecciones, 137 corresponden a proveedores de servicios contratos para el evento y 4 a personal de la Conmebol, que incluye a árbitros, médicos y equipo logístico.
En definitiva, más positivos que los 46 goles anotados en los 20 partidos de la fase de grupos. De acuerdo con la cartera ministerial, ya se han dado casos en las cuatro sedes: Brasilia, Cuiabá, Goiânia y Río de Janeiro.
Se desconoce el estado de salud de los trabajadores infectados y si fueron contagiados con alguna de las variantes del SARS-CoV-2 más agresivas en circulación, como la gamma o la delta, está última ya en fase de transmisión comunitaria en Goiania.
La Conmebol, organizadora del torneo, sostiene que los datos “revelan la alta eficacia de los protocolos sanitarios” y se agarra a que la tasa de positivos ha bajado desde el 1,7 % al inicio de la competición hasta el 0,7 % reportado el pasado día 21.
Para el presidente del órgano rector del fútbol sudamericano, Alejandro Domínguez, hay “motivos para celebrar”.
“Nuestros protocolos mostraron una alta eficacia, con el 99 % de las pruebas negativas. ¡Nos esperan más emociones en los cuartos de final!”, dijo en sus redes sociales.
Desde la irrupción del virus, Brasil contabiliza casi 515.000 fallecidos y 18,5 millones de infectados, con una media diaria durante la última semana de 1.644 decesos y cerca de 70.000 casos.
Sanciones a los críticos
Desde la inauguración del torneo, llevado a las prisas a Brasil con la bendición del presidente Jair Bolsonaro, se han sucedido las críticas, especialmente desde el sector sanitario.
“Ha sido un error. No es una prioridad para el país en medio de una pandemia”, sentenció a Efe el presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass) de Brasil, Carlos Lula.
“Los números están mostrando que fue una decisión equivocadísima y puede tener consecuencias”, indicó a Efe Dimas Covas, director del Instituto Butantan, centro de investigación médica de referencia en Brasil.
También ha habido quejas de seleccionadores y jugadores, que en los días previos sopesaron un boicot que nunca se materializó.
Dos ejemplos. El técnico de la Canarinha, Tite, llegó a calificar la organización de “desastrosa”, mientras que el delantero de Bolivia Marcelo Martins Moreno arremetió sin tapujos contra la Conmebol.
“¿Si se muere una persona, ¿qué van a hacer? Lo que les importa solamente es el DINERO. ¿La vida del jugador no vale nada?”, espetó en redes sociales el goleador de la Verde, quien estuvo aislado con covid.
La Conmebol no ha comulgado con este tipo de declaraciones. A Martins le impuso una multa de 20.000 dólares y un partido de sanción. A Tite, otra de 5.000 dólares.
“Si voy a hablar de que el campo está mal, voy a ser multado. Si voy a hablar de que (la organización) fue un desastre, voy a ser multado. No voy a hablar”, dijo el seleccionador el sábado pasado.