Pese a que pensó que irse a vivir a Windsor, una ciudad australiana en el Sidney, para estudiar un curso de asesoría legal y esto sería el inicio de un nuevo proyecto.
Todo se derrumbó cuando su salud empezó a empeorar, al poco tiempo de mudada a su nueva casa, las enfermedades comenzaron a aparecer, informó ElDía.com.
Sobre la dramática situación que le tocó atravesar, la propia Bowman contó al sitio Nine News que en su departamento nuevo “se podía oler la pintura fresca, parecía bastante bueno, habían puesto una alfombra nueva”, por lo que se la mujer se sentía plena.
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Pero luego comenzó a sentir dificultades para respirar, problemas para caminar, perdió el apetito, y como si fuera poco, perdió más de 15 kilos.
La mujer afirmó que “tenía un dolor profundo” que le permitía hacer nada. En ese momento le diagnosticaron asma y raíz de esa afección acudió al médico, quien le diagnosticó infecciones en sus fosas nasales y el pecho.
Además, algo extraño, en una de las orejas tenía moho negro. Al respecto dijo que “el médico tomó un hisopo y había moho dentro de mi oído”.
Cuando volvió a su casas notó el modo detrás de las paredes y en el pecho.
Pero no relacionó su enfermedad con los hongos microscópicos.
La mujer recordó que estaba limpiando la pared y se sintió mareada. Ante esto hizo un agujero y notó lo que crecía dentro de las paredes.
Estas estaban negras, pronto todo el techo se cubrió de moho, “fue horrible”, afirmó.
Lo cierto es que más allá de que le recetaron antibióticos para combatir las enfermedades infecciosas, nunca logró mejorar su estado de salud, por lo que la derivaron a un psicólogo, incluso tomó antidepresivos.
“Sabía que ando andaba mal físicamente. Le mostré una foto del baño a una médica y me respondió: ¿Ese es el baño de la casa donde estas viviendo?”. Luego de varios estudios la mujer fue diagnosticada con el síndrome de respuesta inflamatoria crónica.
Todo cambió cuando en el 2017 abandonó el departamento con el que había soñado para tener una nueva vida.
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Se fue a vivir con su madre, pero acudió a tribunales ya que inició una disputa legal para que el organismo estatal atendiera su demanda y le brindara tratamiento para las diversas secuelas que le fueron diagnosticadas.
Con el corres de los meses siguieron los problemas respiratorios, confusión mental, fatiga y pérdida de la memoria.