En esta sesión privada, acordaron que las tres agencias de espionaje rusas trabajarían para asegurar el éxito de Trump en los comicios, una victoria que convenía a Rusia porque, a su juicio, causaría “agitación social” en EE.UU. y un debilitamiento de la posición negociadora del presidente.
Según “The Guardian”, que asegura haber contrastado la veracidad de los papeles con varios expertos independientes, se trata de una filtración “grave y muy inusual” desde el interior del Kremlin.
Preguntado por el diario británico, el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, negó los hechos y aseguró que la idea de una reunión entre líderes rusos para urdir un plan secreto de apoyo a Trump es una “gran ficción”.
En el informe, clasificado como secreto, se describe al entonces candidato republicano como “un individuo impulsivo, mentalmente inestable y desequilibrado que padece un complejo de inferioridad”.
Sin embargo, desde la perspectiva rusa, la administración de Putin lo considera en el documento como el “candidato más prometedor” y concluye que es “sumamente necesario utilizar toda la fuerza posible para facilitar su elección para el cargo de presidente de Estados Unidos”.