MARIO ANTONIO SANDOVAL
Orden del Quetzal para centinela del periodismo
María Eugenia Gordillo Morales recibirá mañana la Orden del Quetzal en el grado de Oficial. Me alegra escribir este artículo para felicitar efusivamente a una querida amiga de hace varias décadas. Desde hace más de un cuarto de siglo se ha dedicado con envidiable entusiasmo a hacer realidad una tarea muy poco conocida por el público en general, pero de enorme importancia histórica. Me refiero a recopilar con disciplina y cariño la mayor cantidad posible de publicaciones periodísticas de Guatemala y colocarla en anaqueles cuidadosamente guardados y mantenidos gracias a lo cual vuelve a la vida en cualquier momento el producto de la tan incomprendida y ahora atacada labor periodística escrita, donde ha quedado registrada parte de la historia.
' María Eugenia Gordillo ha recibido varias condecoraciones locales y foráneas, pero rara vez habla de ello.
Mario Antonio Sandoval
María Eugenia ha ejercido el periodismo, deportivo por breve tiempo, en sus inicios, y cultural la mayor parte del resto. Comprendió la importancia de seguir esa tarea iniciada hace sesenta años por Rigoberto Bran Azmitia para engrandecer la institución y ampliar sus servicios y la calidad de la técnica de cuidado de los periódicos, convertidos en fuente de datos para toda clase de investigaciones. Gracias a esa entrega, Guatemala posee una hemeroteca considerada la mejor de Centroamérica y también el prolongado entusiasmo de su directora se ha traducido en hacer las gestiones necesarias para recibir a tiempo los fondos del presupuesto nacional a la institución. Son muchos los motivos para calificarla como una verdadera guardiana de la hemeroteca.
María Eugenia es, sobre todo, una excelente persona. Ha recibido varias condecoraciones locales y foráneas, pero rara vez habla de ello. Su manera de ser es jovial, interesada en las distintas manifestaciones de la cultura nacional y eso complementa los motivos justificantes para esta presea, cuya mayor validez se debe a que es un reconocimiento del Estado guatemalteco, no de ninguna persona o institución específica. Gracias a ello la coyuntura política es, simplemente, ajena. La condecoración en muy pocas ocasiones premia alguna actividad y más bien es un reconocimiento a acciones en favor del país realizadas a lo largo de toda una vida de entrega. Por eso puede abarcar todo tipo de trabajos, cuyo denominador común es el beneficio directo para el país.
Por lo general quien realiza la actividad periodística, sobre todo escrita, no tiene plena conciencia de su importancia histórica. Este periodismo, tanto informativo como de opinión, es una especie de esclavo de la coyuntura inmediata, aunque a veces pueda abarcar períodos más largos. Incluso sus autores ven esa tarea como llena de una inmediatez y de una vida efímera. Pero en Guatemala María Eugenia se dedica, literalmente, a recoger copias para guardarlas y así las salva del olvido, ingrata actitud del lector de todos los países, y con eso permitirá la resurrección de toda esa colaboración de hombres y mujeres dedicados al periodismo, cuando los autores ya hayan vuelto a la Madre Tierra. Es, por tanto, una actividad con mucho misticismo.
María Eugenia merece también el agradecimiento de quienes integran la prensa escrita guatemalteca. Esto, precisamente por esa labor de una centinela, colocada desde la altura observando el bregar de los periodistas, en especial de aquellos de altos estándares de calidad personal y profesional. Este trabajo, como casi todo el del periodismo cuando no pertenece al campo de la opinión personal, tiene como posible destino el desconocimiento del nombre de quien lo hizo, en una manera tal vez similar a lo ocurrido con los copistas medievales.
Termino estas palabras expresando mi satisfacción de haber logrado crear una amistad y admiración personales. La Historia de Guatemala tiene en ella un aporte cuya importancia ahora no es posible valorar al cien por ciento.