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En la oficina híbrida, ¿se quedarán atrás los trabajadores a distancia?
Las empresas están adoptando nuevas modalidades para que los empleados no tengan la obligación de regresar a las oficinas.
Meghan Reibstein, vicepresidenta de los programas de organización de Zillow, en su oficina en Asheville, Carolina del Norte, el 28 de julio de 2021. (Jack Flame Sorokin/The New York Times)
Cuando las oficinas finalmente reanuden sus actividades, algunas compañías planean darles un uso muy distinto del que tenían antes de la pandemia, pues les darán a los trabajadores la opción de presentarse solo unos días a la semana o nunca tener que ir.
Algunos empleados están ansiosos por regresar a la oficina a tiempo completo tan pronto como puedan, pero otros no pueden ni imaginarse regresar al esquema laboral previo a la pandemia. Darle a la gente más flexibilidad sobre dónde trabaja puede ayudar a atraer y retener el talento, afirman algunas compañías.
Hace poco, cerca de 10 mil empleados en Google solicitaron trabajar vía remota o el traslado a una ubicación distinta, y la compañía aprobó el 85 por ciento de las solicitudes. La plataforma de bienes raíces Zillow dice que más mujeres se han postulado para sus vacantes desde que hace un año anunció que la mayoría de sus 5 mil 900 empleados podrían trabajar desde casa de manera permanente. Slack, la empresa de software que también ofreció puestos de trabajo desde casa, dijo que entre las contrataciones recientes el número de trabajadores de grupos minoritarios era 50 por ciento mayor en el caso de los que planeaban trabajar principalmente desde casa que los que preferían la oficina.
Pero aunque el lugar de trabajo híbrido reduce algunas de las antiguas barreras, podría introducir otro tipo de desigualdad. Los prejuicios contra los trabajadores a distancia podrían convertirse en un obstáculo nuevo para que los lugares de trabajo sean más diversos e inclusivos, dicen los expertos en gestión e incluso los ejecutivos de las empresas.
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“Los empleados que trabajen de manera presencial podrían tener mayor visibilidad con los directivos”, afirmó Sonja Gittens Ottley, jefa de diversidad e inclusión en la compañía de software Asana, que tiene más de mil empleados a los cuales se les permitirá pasar dos días a la semana trabajando de manera remota cuando reabran las oficinas. “Quizá tengan más oportunidades para tutorías y padrinazgos”.
Aunque es anecdótica casi toda la evidencia de que los trabajadores a distancia están en desventaja, al menos un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford sugiere que estos tienen menos probabilidades de ser ascendidos que sus pares que trabajan de manera presencial. En el experimento, los investigadores de modo aleatorio asignaron a empleados en una agencia de viajes en Shanghái para que trabajaran vía remota o en la oficina durante nueve meses. Pese a que los empleados a distancia eran un 13 por ciento más productivos, pues trabajaban más horas y hacían más llamadas por minuto, fueron ascendidos con la mitad de frecuencia que sus compañeros de oficina.
“Pueden llegar a ser ignorados”, sostuvo Nicholas Bloom, profesor de economía en Stanford y uno de los autores del estudio.
El resultado es preocupante en parte porque el deseo de trabajar de manera remota no está bien distribuido, explicó Bloom. Él y su equipo de investigación realizaron encuestas mensuales sobre el trabajo a distancia desde mayo de 2020. A partir de marzo de este año, entre los padres con estudios universitarios y con hijos pequeños, las mujeres han manifestado que quieren trabajar desde casa a tiempo completo con un 50 por ciento más de frecuencia que los hombres.
El sitio web de ofertas laborales Indeed está estudiando cómo supervisar sus datos sobre ascensos y retribuciones para detectar indicios de que los trabajadores remotos no reciben un trato equitativo, similar a la manera en que examina los datos como parte de sus esfuerzos de diversidad e inclusión, dijo Paul Wolfe, jefe de recursos humanos globales de la empresa. Además de los factores demográficos, “otro dato será si el empleado es remoto, flexible o presencial”, dijo. Indeed ha dado a sus 10 mil empleados la opción de trabajar a distancia de modo permanente.
“Sentir que eres de segunda clase y que tus oportunidades laborales están limitadas significa que probablemente no invertirás tanto en la compañía ni harás tanto esfuerzo como podrías”, sostuvo. “Y también significa que la empresa perderá empleados talentosos”.
En Zillow, “haremos todo lo posible para alejarnos de la manera en que solíamos trabajar”, dijo Meghan Reibstein, la vicepresidenta de operaciones organizativas de la empresa. Antes de la pandemia, menos del dos por ciento de los empleados de la empresa trabajaban a distancia. Ahora, cerca de dos tercios piensan seguir trabajando bajo esa modalidad indefinidamente. En una encuesta interna, señaló Reibstein, cerca del 60 por ciento de los empleados dijeron que querían ir a una oficina entre una vez al mes y una vez al año.
Otro cambio que empresas como Zillow y Salesforce están haciendo para igualar las condiciones de los trabajadores remotos es cómo realizan las reuniones. En lugar de que los empleados de la oficina se reúnan en una sala de conferencias mientras los empleados remotos se conectan por teléfono, si una persona no está en la sala física, todos se conectarán por separado en su computadora portátil, sin importar que estén en la oficina o no.
“El espacio es igual en la pantalla, y aparece el nombre de todos”, añadió Reibstein.
Para fomentar la espontaneidad de las interacciones en la oficina, Indeed está explorando una tecnología que incluye la instalación de pantallas en las cocinas de sus oficinas, lo cual permitiría a los trabajadores remotos entablar conversaciones informales con sus compañeros de trabajo mientras beben café (quizás a la vista de una cafetera de verdad). Se ha demostrado que las charlas en la oficina fomentan un mayor sentido de pertenencia.
Cambios como este pueden ayudar a reducir algunos de los prejuicios contra los trabajadores a distancia, pero solo hasta cierto punto.
Por ejemplo, las reuniones en las que todo el mundo se conecta desde una computadora portátil: “Cuando la reunión termina, las tres personas de la oficina cierran sus portátiles, salen de los cubículos, van a tomar un café, van a charlar al pasillo, básicamente continúan la reunión”, dice Bloom. “Y así, como es natural, tienes un grupo incluido y otro excluido”.