Aunque ambos países llevan años buscando una solución para evitar que toneladas de todo tipo de basura inunden las costas hondureñas colindantes con Guatemala, como es el caso de Omoa, los daños persisten.
Ricardo Alvarado, alcalde de Omoa, departamento de Cortés, dijo este lunes 16 de agosto a los periodistas que en los 11 años que lleva como máxima autoridad de ese municipio, no ha cesado el daño ambiental.
Añadió que entre enero y junio el daño es menor, pero que cuando se inicia la estación lluviosa en Guatemala, “los daños son graves”.
Según Alvarado, su municipio gasta 1.2 millones de lempiras (unos US$48 mil 500) al año en limpiar las playas de su jurisdicción de las toneladas de basura que arrastra el río Motagua.
En su opinión, Guatemala, pese a las múltiples reuniones que han venido celebrando autoridades ambientales de los dos países, no cumple con los compromisos que contrae para evitar el “daño irreversible” que se le causa a Honduras.
Ante la situación, Alvarado señaló que ya es tiempo de “dar por terminado este asunto” y que está hablando con otros alcaldes de la Mancomunidad de Municipios del Golfo de Honduras para denunciar a Guatemala a nivel internacional “por daños y perjuicios al ecosistema”.
“Este daño es irreversible, es un daño ecológico terrible”, recalcó el alcalde de Omoa, quien además dijo que Costa Rica les ha ofrecido ayuda para denunciar a Guatemala por la alta contaminación ambiental que causa el río Motagua.
El 25 de junio, autoridades del Gobierno de Honduras, en una reunión con sus pares de Guatemala, en Puerto Barrios, solicitaron la puesta en marcha de “soluciones inmediatas, más eficaces y definitivas” para frenar la contaminación que causa el río Motagua en las costas hondureñas con desechos sólidos.
En Puerto Barrios, Guatemala, los miembros de la Mesa Técnica Bilateral Interinstitucional Permanente volvieron a abordar el tema y Honduras lamentó que las soluciones desde el vecino país “solo han sido paliativas e infructuosas”.
Además, según indicó entonces la Casa Presidencial de Tegucigalpa, Honduras expresó su preocupación por la afectación de los recursos marinos costeros, el daño a la fauna marina, la contaminación microbiológica y los impactos ocasionados a la actividad turística y pesquera del país.
Los daños “han vulnerado los derechos fundamentales a un medio ambiente sano, al trabajo, a la salud y a la seguridad alimentaria de los pescadores y etnias de la zona de Omoa y Puerto Cortés”, según las autoridades hondureñas.
Las lluvias de las últimas semanas han provocado un mayor caudal en el Motagua que derivó en el colapso de la biobarda instalada en la comunidad El Quetzalito, Puerto Barrios Izabal.
La fuerza del agua, así como la cantidad de desechos que arrastraba el río, incluidos grandes árboles, provocaron que la biobarda se rompiera y toneladas de basura continuará su rumbo a las costas de Guatemala y Honduras.