Distintas formas y tensiones (en las ciudades intermedias)
Las ciudades de Guatemala poseen múltiples escalas que conviven y convergen, algunas dialogan con otras y algunas no. Inciden desde la escala humana, local, barrial, municipal, metropolitana y regional. En nuestro país, apenas estamos entendiendo la transformación de lo urbano y como asumimos las nociones y tensiones que tiene cada territorio. En los 80 se empezó a clasificar a las ciudades de manera cuantitativa, por la densidad de su población, la superficie de las áreas urbanizadas, la fuerza de trabajo ocupada en actividades no agrícolas y la diversidad de funciones localizadas dentro de la ciudad.
Para nuestro medio, una ciudad pequeña puede ser hasta de 20 mil habitantes, una ciudad mediana hasta 100 mil habitantes y una ciudad grande se considera de más de 100 mil. Únicamente el área metropolitana de Guatemala (AMG) tiene ciudades de más de medio millón de habitantes, que en su conurbación se estima con más de tres millones de habitantes, convirtiéndose en el núcleo urbano más grande de Centroamérica. En el resto del país se pueden contabilizar al menos 28 ciudades con población mayor a los 100 mil habitantes (principalmente cabeceras departamentales y algunas ciudades emergentes), y la gran mayoría de ciudades de nuestro país son menores a los 100 mil, por lo que se puede afirmar que las pequeñas y medianas juegan un papel intermediario en su territorio, y además cuentan con el potencial de diálogo en el sistema nacional o regional, entre las fuerzas del territorio, ya sean políticas, económicas, ambientales, culturales, sociales y/o humanas. Estas ciudades pequeñas y medianas se definen más por la relación generada con su medioambiente y por el concepto de intermediación que pueden o quieren desarrollar.
Evolución
Las ciudades intermedias de Guatemala han sido tema de estudio de diversas instituciones y organizaciones. Por ejemplo, el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (Ceur– Usac); el Programa Nacional de Competitividad (Pronacom) y La Fundación Nacional para el Desarrollo (Fundesa). En dichas publicaciones se caracterizan las ciudades intermedias por su acelerado crecimiento en población urbana, en el desarrollo inmobiliario de centros comerciales y proyectos habitacionales, y la brecha en la cobertura de servicios básicos, equipamiento e infraestructura pública, el crecimiento desordenado, la sustitución de suelo agrícola y forestal por suelo urbanizado, la falta de regulaciones y la ocupación de zonas de riesgo. El impacto de este crecimiento desordenado ha sido la ocupación del sistema de cuencas y subcuencas, deforestando y ocupando terrenos no aptos para la habitabilidad, con efecto aumentado en los fenómenos hidrometereológicos que impactan en comunidades con vulnerabilidad a inundaciones, deslizamientos y lahares, entre otros.
Ante este fenómeno, la gestión y capacidad de los gobiernos municipales se ve sobrepasadas por la demanda de servicios básicos, especialmente con preocupación en la dotación de drenajes y recolección de desechos sólidos. La amenaza del cambio climático en Guatemala se produce en un contexto de alta vulnerabilidad y construcción social del riesgo asociados con graves índices de pobreza, precariedad en áreas urbanas y rurales y débil institucionalidad. Esto significa que el cambio climático es una variable más que se suma a la situación de exclusión social que caracteriza al país.
Desarrollo
Los modelos de desarrollo deben responder a lógicas y necesidades locales que incorporen factores basados en las características de cada territorio y en las necesidades reales de las personas que los habitan.
Una deconstrucción de procesos dominantes para generar desarrollos alternativos (comercio justo, consumo local y responsable, banca ética, cooperativas de ahorro-crédito y vivienda). En una democracia, el mejor indicador de éxito es un desarrollo que no se mide en el PIB ni en el número de centros comerciales, sino en la prosperidad compartida.
Las ciudades intermediarias son clave para el papel de intermediación basado en diálogo y desarrollo en un nivel horizontal, a través de la cooperación ciudad-ciudad, particularmente tratándose de cooperación sur-sur, norte-sur y triangular, con el objetivo de compartir conocimiento, aprendizaje, innovación y buenas prácticas.
Juegan un papel de intermediación clave en el diálogo en las jerarquías de gobernanza, a nivel nacional, regional y local, reforzando el potencial de apoyo mutuo y acuerdos ganar-ganar con gobiernos regionales y nacionales, sobre todo para las políticas de resiliencia, y en especial para las regiones más expuestas a riesgos de desastres, y donde el impacto climático es el más evidente.
Metrópoli de los altos
El territorio de Los Altos gira en torno a la incidencia que tiene el municipio y la ciudad de Quetzaltenango. Su importancia como segunda ciudad del país reside en la prestación de servicios, públicos y privados, y que se consolida como un centro de atracción regional. De igual importancia son las relaciones económicas que se tienen con ciudades del sureste de México, principalmente con Tapachula. Los sectores comerciales, de construcción y educativo siguen en crecimiento, dando como resultado un proceso de conurbación y aglomeración urbana con Salcajá, Olintepeque, La Esperanza y San Mateo, asumiendo, a la vez, la categoría de ciudad intermedia.
Este proceso tiene como resultado una franja enorme de territorio caracterizado como periurbano. La característica principal de ese territorio es la complejidad de sus dinámicas, interacciones y tendencias actuales.
El autor es arquitecto urbanista