En Guatemala, la medida también generó varios debates, principalmente sobre posibles repercusiones comerciales porque después de Estados Unidos, El Salvador es de los principales socios comerciales del país, al que se le vende medicinas, cosméticos, plásticos, textiles, bebidas, gas propano, detergentes, frutas y verduras.
Las exportaciones guatemaltecas durante el 2019 a El Salvador rondaron los US$1 mil 384 millones y durante el 2020 fueron US$1 mil 313 millones, según datos preliminares del Banco de Guatemala, lo que implica alrededor del 10% del total de las ventas al exterior.
Consultada sobre el particular, la Asociación Bancaria de Guatemala (ABG) respondió a Prensa Libre que la disposición en el vecino país no debería ocasionar dificultades, retrasos o problemas en el intercambio comercial, pues el hecho de que se haya adoptado el bitcóin como moneda de curso legal, en ningún momento la economía salvadoreña está abandonando la circulación del dólar estadounidense.
Lo anterior significa que la actividad comercial entre ambos países perfectamente podría continuar utilizando como medio de pago el dólar y más bien se abre la posibilidad de que también se realicen transacciones por medio de billeteras digitales y/u otro tipo de plataformas.
Edy Oswaldo Pérez, gerente general de la firma Grant Thornton Guatemala, y auditor con especialidad en impuestos, añadió que, por ejemplo, los exportadores de productos agrícolas, deberán contar con una billetera electrónica (wallet) para poder recibir sus pagos en criptomonedas.
Ello implica que, para efectos tributarios en el país, también debe demostrar que sus ventas a El Salvador cumplieron con el requisito de ingresar las divisas al sistema financiero nacional, así que tendría que cambiar las criptomonedas recibidas a dólares y luego depositarlos en la cuenta de la compañía, como soporte de las operaciones con sus clientes.
Otro tema que deben manejar los exportadores es el de las “comisiones” o “servicios” que deberán pagar para convertir los pagos recibidos en criptomonedas, ya que este gasto debe ser contabilizado como parte de sus operaciones. Para esto, será conveniente analizar la viabilidad de retener impuestos a la empresa que le presta dicho servicio, lo que dependerá de si la empresa es residente o no y si le emite factura normal o no.
En ese sentido, la ABG consideró que no existe riesgo fiscal alguno, ya que en el artículo 5 de la ley respectiva, los intercambios en Bitcoin no estarán sujetos a impuestos sobre las ganancias de capital, como cualquier moneda de curso legal.
No obstante, el artículo 4 establece que todas las contribuciones tributarias podrán ser pagadas en Bitcoin, lo que abre la puerta a interpretar que sí podría generar algún riesgo fiscal al momento de realizar la conversión de monedas para cumplir con las obligaciones de naturaleza fiscal, advirtió la ABG.
Por su lado, el Banco de Guatemala reiteró lo que advirtió el Fondo Monetario Internacional: pese a ofrecer algunos beneficios, la adopción de criptoactivos (en particular el bitcóin) como moneda de curso legal, plantea riesgos y costos significativos, lo que requiere un análisis cuidadoso y profundo.
En el aspecto fiscal en particular, tales riesgos estarían asociados especialmente a la exposición al riesgo cambiario, debido al descalce que podría surgir entre ambas monedas (dólar de los Estados Unidos de América y bitcóin), dada la alta volatilidad de los criptoactivos.
Formación de un ecosistema
En opinión de Joan Godoy, cofundador de la plataforma Coincaex y de la Asociación Centroamericana de Usuarios de Criptomonedas (Acucrip), las expectativas son altas y se espera que en el corto plazo, se empiece a formar un ecosistema de usuarios.
Entre las ventajas mencionadas por el empresario está que es un sistema que tiende a ser infinito y permite hacer intercambio de valor, porque puede ser fraccionable y comprar pequeñas cosas, tomando en cuenta que el bitcóin se fracciona en 100 millones de centavos y es deflacionario.
También aseguró que se está dando un fenómeno interesante porque la adopción de esa moneda se observa entre las bases de la pirámide poblacional, y no tanto por el lado de las grandes empresas porque sus procesos son más sofisticados y deben asesorarse sobre la forma de pagar tributos con criptoactivos, lo que requiere asesorías y softwares especializados. Esto, a pesar de que el reglamento es claro al respecto.
“Se ha visto un crecimiento de adopción masivo en El Salvador y durante toda esta semana hay eventos y ruedas de negocios donde convergen empresarios e inversionistas, para ver qué tipo de proyectos pueden generarse y así ingresar más capital de inversión”, destacó Godoy.
Otro punto importante lo constituyen las plataformas que brindarán servicios para hacer transacciones con bitcóins, como la de Coincaex, que permite llevar a cabo todas las transferencias que los usuarios deseen realizar en tiempo real, con rendimientos y tasas de mercado regional y sin costos adicionales ni cobros de membresías por uso de la plataforma, tanto en El Salvador como en el resto de los países centroamericanos.
Gobierno salvadoreño compra 200 monedas de Bitcoin
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció un día antes de la vigencia de la “Ley Bitcoin” que se compraron 200 monedas y es la primera adquisición realizada por su Gobierno. Lo pagado por el metálico ascendió a más de US$10 millones.
“El Salvador acaba de comprar sus primeras 200 monedas. Nuestros corredores comprarán muchas más a medida que se acerque la fecha límite”, señaló el mandatario en un mensaje en Twitter escrito en inglés y añadió la etiqueta “#BitcoinDay”.
La agencia EFE y otros medios internacionales consultaron a un enlace de prensa con la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia sobre los detalles de la operación, pero no se brindó información.
De acuerdo con diversas plataformas de intercambio de criptomonedas, el precio de bitcóin llegó a sobrepasar los US$52 mil el 6 de septiembre y se mantiene sobre los US$51 mil. Según los expertos consultados, el alza se debe al aumento de la adopción de esta criptomoneda por parte de los inversionistas.
*Con información de EFE