Con perfecto estado de salud, ofrece una tentadora rentabilidad para los directores financieros, pero sigue imponiendo unas difíciles condiciones de acceso a los nuevos candidatos.
El aparato del partido republicano y sus últimas bazas para derrotar a Donald Trump pasaron una larga y extraordinaria jornada calificando al multimillonario empresario de peligroso, “fraude” y “estafador” no apto para el cargo.