Editorial

NOTAS DE Editorial

Queda claro que los 20 consulados guatemaltecos en EE. UU. no se dan abasto para la enorme cantidad de trámites requeridos por connacionales.
A juzgar por el semblante del exmandatario en la corte, esta situación tiene un peso institucional innegable.
Es sospechoso, desgastante y casi correlativa la operación del TSE y el Registro de Ciudadanos cuando excluye a ciertos candidatos bajo criterios de idoneidad pero admite a otros que también están señalados por casos de corrupción, nexos con mafias y publicidad ilegal.
En campaña electoral ya surgen ofrecimientos populistas de un sueldo 15, de un bono de Q5 mil para madres o de una asignación mayor para adultos mayores. Aparentemente suenan bien, hasta que se pregunta a los merolicos de dónde saldrán los recursos.
El profundo significado de la Cuaresma y Semana Santa va más allá del fascinante mosaico y la masiva afluencia a cortejos, velaciones y viacrucis.
Centroamérica era un bastión clave para los taiwaneses, pero uno a uno le han dado la espalda.
Como precedentes de intentos por enjuiciar a mandatarios estadounidenses figuran los casos del demócrata Bill Clinton, acusado en 1998, cuando aún ocupaba el cargo, de posible perjurio a causa de una relación impropia con la becaria Mónica Lewinsky, cargos de los cuales al final quedó libre por tecnicismos.
Una nación desarrollada como la israelí, potencia tecnológica, militar y científica, no podía darse el lujo de perder el equilibrio institucional y trocarlo por un modelo tan absurdo.
En toda esta cauda mortal deberían pensar los gobernantes cuando presumen de una estabilidad macroeconómica que no es obra suya, sino que está sostenida sobre los millardos de dólares enviados cada año por guatemaltecos radicados en Estados Unidos.
Sobre los incumplimientos que mayor factura pasarán se puede mencionar el grave e irresponsable retraso de tres años para elegir magistrados de Corte Suprema de Justicia y salas de Apelaciones.