Eduardo Mayora
NOTAS DE Eduardo Mayora
Cuando los agentes del proceso político ordinario no son capaces de erigirse en agentes de una reforma necesaria, es hora de las élites.
No parece haberse descubierto otra forma de formular propuestas en el mercado político que por medio de ideologías.
Las reglas del juego y el acceso a la financiación estatal deben regirse por el principio de igualdad.
La soberanía es un principio de autogobierno, muy precioso; se materializa, principalmente, en hacer valer la Constitución.
Los ideales que informen los principios de la organización política del Estado determinan la calidad de vida de sus habitantes.
Vivir en un Estado de derecho no es una especie de “tecnicismo”; se traduce en beneficios cotidianos reales.
La condición de “ciudadanía” no se consiguió por quienes han luchado por ella a bajo precio; muchos ofrendaron sus vidas.
Las reglas generales pueden tener excepciones, justificadas y nunca contra los derechos fundamentales de las personas.
Los niveles de protección de las funciones públicas deben ser proporcionales a los riesgos de falta de independencia.
Las instituciones son perfectibles; su reforma, no su destrucción, es el camino hacia la madurez política.