Francisca Gómez Grijalva

Francisca Gómez Grijalva

NOTAS DE Francisca Gómez Grijalva

Desde el 16 de abril se desató el viento de la justicia en Guatemala con la captura de funcionarias y funcionarios implicados en defraudación aduanera y contrabando (caso la Línea). Esto fue gracias a la labor de la Cicig y el Ministerio Público, que han dedicado sus limitados recursos humanos, financieros e investigativos a la lucha contra la corrupción e impunidad, cánceres que tanta mella han hecho en Guatemala por la vía del robo de los impuestos y la defensa del statu quo a través de la represión policial y militar.
El 15 de este mes concluyó la VII muestra de cine documental internacional memoria, verdad y justicia en la ciudad de Guatemala. Este esfuerzo coordinado por el cineasta alemán, Uli Stelzner, ha contribuido a desterrar la desmemoria, desenmascarar la historia oficial, a repensar la búsqueda de respuestas y estrategias políticas multiculturales, pluralistas, creativas, innovadoras y pacíficas para luchar contra el statu quo.
El 5 de noviembre de los corrientes el Congreso de la República, a través del decreto 8-2015, modificó el Código Civil, que eleva a 18 años la edad mínima del matrimonio para mujeres y hombres. Esta decisión fue gracias a que desde muchos años atrás, organizaciones de mujeres feministas y no feministas, mujeres en lo individual, organizaciones nacionales e internacionales que trabajan en favor de los derechos de la niñez, la adolescencia y las juventudes en Guatemala, a partir de acciones estratégicas presionaron a las y los congresistas para que reformen la referida ley.
Desde el 2008, la empresa valenciana Hidro Santa Cruz, S.A., ha pretendido construir de manera arbitraria una hidroeléctrica sobre un río vital para la vida de varias comunidades del municipio de Barillas, Huehuetenango. Ante tal amenaza, Antonio Rogelio Velásquez López y Saúl Aurelio Méndez López, junto a otras lideresas y líderes empezaron a dirigir la resistencia comunitaria. La respuesta represiva del Estado no se hizo esperar, se giró una orden de captura contra ellos y están en prisión preventiva desde el 27 de agosto de 2013.
Los resultados de la primera y segunda vuelta develan que en Guatemala hay analfabetismo político. Si no cómo se explicaría que en las manifestaciones miles de voces gritaban que ya no querían más de lo mismo, pero a la hora de las votaciones se decantaron por Jimmy Morales, la continuidad del proyecto militar contra-insurgente en su vertiente más dura, más genocida, más represiva.
Este 18 de octubre, personas, familias y comunidades de origen maya, ladino-mestizo y de otras nacionalidades celebramos el Wajxaqib’ B’atz (8 B’atz’), es decir el inicio de un nuevo ciclo del calendario lunar maya, de manera similar al período de gestación humana, que dura nueve meses. Se traduce al español como ocho hilos de la vida y representa el cordón umbilical, o sea la secuencia temporal de nuestras vidas.
El Estado guatemalteco tiene la obligación de prevenir y sancionar el delito del genocidio.
La tragedia en El Cambray II, Santa Catarina Pinula, desnuda la gravedad de los problemas políticos, sociales, económicos y ambientales que aquejan a Guatemala. El drama humano pone de manifiesto que el Estado de Guatemala ha sido y es incapaz de proteger la vida de las personas y comunidades al no garantizarles el derecho humano a acceder a viviendas dignas, en terrenos seguros y libres de riesgos ambientales que pongan en peligro sus vidas.
En Guatemala hay organizaciones de mujeres que han contribuido y contribuyen en la construcción de un mundo justo, digno y sin violencia racista, sexista y clasista. Pero las fuerzas oscurantistas pretenden intimidarlas a través de perpetuar el terror, el miedo y la represión. El ejemplo reciente es el allanamiento y saqueo de las oficinas de la Organización de Mujeres Guatemaltecas Mamá Maquín ubicadas en la comunidad Nueva Libertad, municipio Fray Bartolomé, Alta Verapaz.
La hidra capitalista arrolla a Guatemala a diestra y siniestra. En todo el territorio nacional hay proyectos extractivos. En el caso de la palma africana, este cultivo empezó a expandirse en el país de manera acelerada desde inicios del siglo XXI. En varias regiones del país se pueden observar cómo las grandes extensiones de este monocultivo rodean a las comunidades por entero, amenazándolas con desaparecerlas.