Humberto Preti
NOTAS DE Humberto Preti
Con gran pesar asistí a los funerales del distinguido abogado penalista Francisco Palomo, Pancho, como le llamábamos sus amigos, asesinato como todos los que la ola terrorista de este país ampara, sin que el sistema de justicia haga presencia. Pancho, el abogado de Ríos Montt, del equipo jurídico que apoya la candidatura de su hija Zury y de muchos casos penales de alto impacto, lamentablemente confió en que la seguridad ciudadana funcionaría. No iba en carro blindado ni acompañado de coleros llenos de guaruras, como caminan los funcionarios de Estado, los narcos y algunos potentados, privilegio que la mayor parte de guatemaltecos no tenemos. Veremos cómo funcionan los maravillosos investigadores de la Cicig y el Ministerio Público.
Lo que se ha descubierto en el IGSS y la SAT es apenas el espolón de esa letal galera que tripulan funcionarios de gobierno. A raíz de estos descubrimientos, que se venían denunciando por años sin que las autoridades les pusieran atención, se han comunicado conmigo algunas personas que son proveedoras del Estado. Casi sin excepción, están pendientes de la liquidación de contratos o pago de suministros, y el común denominador es que, para que les salga el cheque, tienen que ponerse firmes con un porcentaje que oscila del 30 al 40%. Mi sugerencia es que se junten y vayan a denunciar estos extremos al Ministerio Público, con nombre y apellido de los mordelones, que ya descaradamente exhiben sus signos externos de riqueza, aviones, helicópteros, fincas, turicentros, caballos andaluces, carros como Maserati, Lambnorghini, Porsche, etc. En esta letal galera van subidos todo tipo de funcionarios, desde un notificador de juzgado hasta los más altos mandos de la nave. Por supuesto, los vientos que hacen que las velas impulsen están alimentados por corrompedores de otros sectores y algunos de ellos no se atreverían a la denuncia por sobrevaloraciones de los insumos o contratos.
Desde que tengo uso de razón viajábamos con mi familia a las calcinadas playas del Pacífico, y durante los meses de marzo y abril las olas eran muy grandes comparadas con otras épocas del año y los lugareños les llamaban los Aguajes Marciales, (RAE: aguaje: Crecientes grandes del mar), estos aguajes llegaron a nuestro mundo político y a la clase gobernante gracias al descubrimiento de redes de corrupción que apenas en este momento son la rajadura en el muro que estará permitiendo anegar las estructuras de inmoralidad y deshonestidad que han plagado, in crescendo, todas las instituciones de gobierno.
Realmente cuesta en- tender a los guatemaltecos y más aún a su clase política, los acontecimientos de esta semana nos dan una idea de la dicotomía en lo que es el pensar de nuestra gente. Por un lado se escucha un clamor generalizado en contra de la corrupción, pero por el otro se levanta la imagen y hasta se prestigia al expresidente Portillo, quien fue extraditado por hechos de corrupción más que comprobados. Lógicamente, el partido que lo postula tiene la certeza de que los votantes lo escogerán para llegar a una curul. Definitivamente, esto nos da una idea de la calidad moral de quienes lo escogieron.
La coyuntura ha sido aprovechada por autoridades, políticos y activistas para realizar actividades en las que nadie se fija. Unos 20 elementos de la Policía Nacional Civil fueron detenidos este miércoles por agentes de la PNC, señalados por el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) de cometer el delito de ejecución extrajudicial. Cita en su artículo del jueves José Manuel Patzán, en este matutino.
El escándalo desatado por el anuncio de la corrupción en la SAT es solo la punta del iceberg de lo que pasa en el Gobierno, pues la corrupción es generalizada, la vemos en el Ministerio de Salud, el Ministerio de Comunicaciones, en el Ministerio de Educación, por mencionar algunos; de allí nos vamos a la Policía Nacional Civil, a las fiscalías y al aparato judicial.
Esta semana fue de sorpresas, no por lo que se haya descubierto, sino por las acciones que sorprendieron a la población, acostumbrada a la indolencia e ineficiencia de las autoridades.
Cada vez vemos con ma- yor frecuencia los ataques de las organizaciones ambientalistas a empresas con gran capacidad económica, dejando por un lado a los mayores contaminantes, a los que de plano saben que no les podrán sacar ni un centavo o que, por ello, no vienen donaciones millonarias.
El día de ayer vimos con mucha preocupación las fotos de la sala de neonatos en el Hospital de Occidente, en la cual aparecen los bebés en canastos plásticos y cajas de cartón. Paralelamente hemos releído el Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo 2013-2015, que fue refrendado por el exministro Villavicencio, pacto en el cual se fijan condiciones que el Estado jamás podrá cumplir, pues aparte de incrementos escalonados sin ningún mérito y viáticos desproporcionados, concede días de holgar por cualquier razón, mientras vemos las carencias en los hospitales de todo el país.
Cuando recibimos la no- ticia en la que se daba a conocer que una empresa israelita había sido contratada para limpiar el Lago de Amatitlan, no dejó de sorprendernos, primero, por la forma de contratación, y segundo, por el método a utilizarse.