Ileana Alamilla

Ileana Alamilla

NOTAS DE Ileana Alamilla

A  cinco años de haber asumido un compromiso voluntario de construir un programa de protección a periodistas, como ha solicitado el Consejo de Derechos Humanos, y de haber aceptado las nueve recomendaciones que hicieron los países en 2012, la delegación del gobierno guatemalteco fue evaluada ayer por tercera ocasión, por el mecanismo del Examen Periódico Universal (EPU), en la sede de la ONU en Ginebra.
Originalmente, el Día Mundial contra la Impunidad se estableció el 23 de noviembre, en conmemoración del aniversario de la masacre de Ampatuan, Filipinas, en 2009, cuando 32 periodistas y trabajadores de medios fueron asesinados. En el 2011, en Guatemala, organizado por Cerigua, se presentó por primera vez, el informe regional ¿Por qué un Día Mundial contra la Impunidad?
Los y las periodistas agremiados llevamos ya más de cinco años intentando que los tres gobiernos que hemos tenido asuman su responsabilidad, honren su palabra y cumplan con el compromiso voluntario que asumió el Estado en el Examen Periódico Universal, en Ginebra, en 2012, de crear un programa de protección a Periodistas, tal como lo ha recomendado el Consejo de Derechos Humanos a todos los países.
Esta discusión ha sido tan reiterada en Guatemala como refutada constantemente. Un sector del empresariado considera que invertir en los pobres es desperdiciar los recursos, es mejor invertir en los “innovadores”, en los pequeños empresarios, en las cooperativas, o sea aquellos que, según ellos, generan riqueza. Con esta visión menosprecian el aporte, actual y potencial, que los campesinos dan a la economía del país. ¡Comemos lo que ellos producen!
A la mayoría de  guatemaltecos se los está llevando el río, a unos más que a otros. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres reporta graves daños en muchas localidades; hay 27 personas fallecidas y 368,694 afectadas por las lluvias, pero pasan desapercibidas, así como los 26 heridos, los 4 desaparecidos y las 7,218  viviendas que tienen daños entre leves, moderados y severos. Total, eso no es lo más importante para el país, que se encuentra inmerso en una polarización que no tiene visos de encontrar cauces para el entendimiento.
La libertad de información está  consagrada universalmente, igual que el derecho a la libertad de expresión y de prensa; constituyen las bases para la participación ciudadana real en un contexto democrático.
La situación del país es muy peligrosa. Ya hemos pasado por coyunturas similares, es cierto, pero cada vez estamos más polarizados; la descalificación es la tendencia, el señalamiento la estrategia y la crítica la destreza a la que se recurre para que el otro tenga la culpa.
En el continente americano los periodistas se ven afectados en su trabajo. En una reunión de los Corresponsales en América Latina de Reporteros sin Fronteras se discutieron y abordaron los principales problemas y retos que enfrentamos.
Tenemos un país hermoso, lleno de luces y sombras, con una historia milenaria, bellos paisajes y una multiculturalidad que constituye un patrimonio invaluable. Contamos con un clima envidiable y, sobre todo, valores nacionales que ante tanta fatalidad quedan opacados y no logran brillar y emplear sus talentos para sacar al país de este cenote profundo a donde se le ha empujado.
En medio de esta crisis, que de no solucionarse podría llevarnos a consecuencias indeseables, los periodistas, como profesionales de la información que cumplen un papel crucial en la sociedad, se convierten en un blanco de quienes, incitados por sentimientos perversos o motivados por los temores de ser descubiertos en sus acciones punibles, llevan a cabo, de manera conjunta, individual, concertada, planificada o espontánea, hechos que atentan contra su seguridad, violan la Constitución Política y atropellan el derecho a informar y estar informado.