Ileana Alamilla

Ileana Alamilla

NOTAS DE Ileana Alamilla

Tenemos que analizarnos como sociedad, asumir nuestra responsabilidad, desarrollar conciencia social y demandar al Estado para que se tomen medidas para frenar la violencia, combatir la delincuencia común y no solo los graves casos de corrupción, exigir que se diseñen planes de prevención y colaborar con las autoridades, si en realidad queremos salvarnos de la debacle.
Saltamos de un drama a otro. Con crisis cíclicas, cada gobierno enfrenta varias, por lo menos una siempre es muy grave. A Jimmy Morales le han tocado varias seguidas. Ahora estamos todas y todos bajo asedio de la delincuencia más sanguinaria que hayamos visto. Jóvenes que no temen a la muerte, la veneran; que carecen de principios y sentimientos. Nadie se los inculcó. Han lanzado un grito de guerra. Han advertido que veremos de lo que son capaces.
En medio de una irreparable tragedia que acabó con la vida de 40 niñas, que ha impactado en el mundo y provocado condena al sistema que las llevó a situaciones indeseables para cualquier ser humano, esta semana hubo noticias alentadoras en relación con la niñez, especialmente aquella que carece de recursos para acudir a los hospitales privados que cuentan con todos los equipos para la recuperación de pacientes.
No hay palabras para expresar los sentimientos que embargan a la sociedad.
Me adelanto a reconocer y presentar mi respeto y admiración a las valientes, talentosas y resilientes mujeres guatemaltecas que, con su trabajo arduo y tesonero, alimentan el cuerpo y el alma de sus descendientes y contribuyen a ofrecer comida en las mesas de toda la población.
Mientras en New York, esta semana el secretario General de la ONU, Antonio Guterres, se comprometió a actuar en favor de la seguridad de los periodistas en Guatemala. Después de más de cuatro años de que el Estado asumió el compromiso y aceptó las recomendaciones de varios países para la creación de un programa de protección a periodistas, esta promesa continúa incumplida.
Guatemala, junto a El Salvador, Honduras y México están entre los 10 países más violentos del mundo, según entidades internacionales. Vivir en medio de criminales es una anormalidad. Estamos, valga la contradicción, presos en libertad. No sabemos en qué momento estaremos colocados en el lugar inadecuado. Y para las personas que viven en las llamadas “zonas rojas” o quienes desempeñan oficios de alto riesgo, como los pilotos y los ayudantes de camionetas, víctimas de los extorsionistas, esta vulnerabilidad es exponencial.
Abordar los temas de mujeres a veces parece absurdo, algunos creen que es una forma de autoexcluirse, pero es imperiosa la necesidad de que nosotras destaquemos algunos aspectos que son parte de nuestros derechos inherentes como seres humanos permanentemente ignorados, violentados e incluso presentados como burla.
La descentralización es una forma de contribuir a que la población que radica en la periferia o en áreas remotas tenga un referente inmediato para plantear sus demandas y propuestas, exigir el cumplimiento de sus derechos.
Fue alentador conocer los resultados en los avances de la investigación sobre los asesinatos de los periodistas Danilo Zapón López y Federico Salazar, corresponsales de <em>Prensa Libre</em> y de Radio Nuevo Mundo, respectivamente, ocurridos el 10 marzo de 2015, en Mazatenango, Suchitepéquez, pesquisa realizada por la Cicig y el MP, en donde se hicieron capturas de la banda criminal implicada en el caso y se reveló que un diputado se encuentra señalado como supuesto responsable de ser el autor intelectual del crimen.