José Miguel Argueta
NOTAS DE José Miguel Argueta
Esa fuerza psíquica que me lleva a situar los problemas espirituales de los guatemaltecos puede servir para una reflexión acerca de las acciones de las personas. Federico Nietzsche, el gran filólogo alemán, siempre comprendió que las maquinaciones inconscientes de las personas cotidianas se vuelven incluso mucho más grotescas que las acciones de los más viles criminales.
Estos últimos días Gua- temala vive un clima tumultuoso. No solo los vientos y las heladas de febrero fueron sensibles para la mayor parte de la población, sino que, además, el clima político de la Carolina Academia Guatemalensis se torna brumoso. Los vejámenes y excesos cometidos en nombre de universitarios contra universitarios enfrenta hoy a las asociaciones estudiantiles y los subhonorables comités de Huelga contra la intención clara del rector magnífico y el Consejo Superior Universitario de prohibir la expoliación de las personas que acuden a la ciudad universitaria y sus distintas extensiones por diferentes motivos.
Estos últimos días Guatemala vive un clima tumultuoso. No solo los vientos y las heladas de febrero fueron sensibles para la mayor parte de la población, sino que, además, el clima político de la Carolina Academia Guatemalensis se torna brumoso. Los vejámenes y excesos cometidos en nombre de universitarios contra universitarios enfrenta hoy a las asociaciones estudiantiles y los subhonorables comités de Huelga contra la intención clara del rector magnífico y el Consejo Superior Universitario de prohibir la expoliación de las personas que acuden a la ciudad universitaria y sus distintas extensiones por diferentes motivos.
Iniciamos febrero, cuya peculiaridad en sus primeras semanas están dirigidas a manifestaciones de amor, afecto y confraternidad. Antonio Machado, en algunos de sus versos, decía: "Todo amor es fantasía; él inventa el año, el día, la hora y su melodía; inventa al amante, y, más, la amada. No prueba nada contra el amor que la amada no haya existido jamás". Particularmente me sorprendieron las manifestaciones de Jose Rubén Zamora sobre la modorra y letargo de los guatemaltecos frente a la patología de lo cotidiano. Él, por voluntad propia, decide dejar su vieja y amada casa en la cual guarda el recuerdo de los vejámenes sufridos en el pasado.
La novela de Dostoievski Los hermanos Karamazov, inspirada en el pensamiento de Nikolai Fiodorov, representa la desunión de la humanidad. La novela se presenta como una tragedia en la cual Aliosha está dotado de todas las cualidades que él admiraba. La novela representa la condición de su autor, quien sufrió la katorga —trabajos forzados— en Siberia. Ahí conoce a Ilinski, un inocente que purga una condena por un acto que no cometió. Aunque la novela Los hermanos Karamazov reparte la trama en la relación de Fiódor Pavlovich Karamazov con sus hijos Dmitri, Iván, Aleksei, Pavel y asigna atributos a cada quien, los cuatro hijos representan las cualidades distintas de una misma persona humana.
Los guatemaltecos, esas maravillosas e imprevisibles personas que son indispensables para toda acción que pretenda en el 2015 ser fructífera. Desde aquellos inmigrantes que desde finales del siglo XV hasta hoy se han mezclado de distintas formas con la cultura milenaria que habita el suelo de la eterna primavera. Los guatemaltecos han conservado a lo largo de los siglos, principios esenciales de vida en todas las manifestaciones del quehacer humano.
Creo que todos tenemos un renovado interés en el 2011. Nuestras acciones y actitudes mentales y las complejas interacciones en un año electoral nos permiten reflexionar sobre las creencias, deseos y actitudes hacia el nuevo año. Fuera de un mensaje de buenas intenciones, quisiera aprovechar las líneas de la columna en el último día del 2010 para alentar a que no nos convirtamos en receptores pasivos y que brindemos a nosotros mismos una explicación racional de nuestra vida moral.
Nuestra percepción de la época navideña está fundamentada en aquellas personas que todos los días comparten nuestra vida cotidiana. El entusiasmo de la Navidad, con sus vínculos sociales y los valores que la época propicia, se vuelcan en nuestro lenguaje corporal. La poesía, la música de adviento, hacen que se disocien el nacimiento y la muerte, la desdicha y la felicidad, la victoria y la ignominia, la perseverancia y la ruina, para fortalecer el espíritu humano.
En la periferia, en un sector extremo de la zona 18, en la ciudad de Guatemala, la urbe más bella de Centroamérica, vive Alessandro con su familia, compuesta por sus tres hermanos y sus padres. Con sus escasos 12 años es una víctima inocente de un tipo especial de violencia. De manera inexplicable irrumpió en su corta vida un tipo de cáncer conocido comúnmente como leucemia.