MARÍA DEL ROSARIO MOLINA
NOTAS DE MARÍA DEL ROSARIO MOLINA
Una de las partes "más dolorosas" del estudio de la morfología en el español es la de la conjugación irregular. La conjugación regular no ofrece dificultades: los verbos regulares, cuyo infinitivo termina en ar, se conjugan como "amar", los terminados en er, como "temer", y los terminados en ir como "partir".
He visto un par de películas que me han dolido: Esclavo doce años y El mayordomo. La primera nos entera de que no solo llevaban al sur de EE. UU como esclavos a los negros de África, sino con viles engaños a los que eran libres en el norte. La segunda trata de la segregación.
Entre el núcleo del sujeto y el del predicado por lo general hay concordancia de número: "la niña juega; los niños juegan; la niña y el niño juegan; la niña baila y canta; la niña y el niño bailan y cantan". Cuando el núcleo del sujeto es un sustantivo colectivo, la concordancia suele ser singular: "la gente corría a ver el suceso" y, aunque en autores antiguos se lee: "la gente corrían", tales concordancias ya no se usan.
Francisco Pérez de Antón es un notable maestro de la novela histórica -Los hijos del incienso y de la pólvora, La guerra de los capinegros, El sueño de los justos- y de la novela de misterio (suspense, como dirían en inglés) con un entorno histórico y basada en un hecho real: Callejón de Dolores. También nos ha deleitado con magníficos ensayos que van desde El vuelo del faisán herido hasta Hombre adentro, Veinte plumas y un pincel y El gato en la sacristía.
Diciembre es el mes de los "convivios", término proveniente del latín convivium y sinónimo de "convite". Yo tuve uno muy especial con los personajes que me acompañan en esta columna: Berta, mi amiga, la que siempre está metiendo las extremidades inferiores en cuanto abre la boca, pues habla mal, muy mal;
Con verdadera pena veo los resultados que los alumnos egresados de los estudios diversificados obtienen en los exámenes de matemáticas y en los de comprensión de lectura. Aproximadamente, en los de matemáticas reprueban un 80 por ciento, y en los de lectura, un 70 por ciento.
Desde que vengo a mi casa me "desguajo" —me dijo mi amiga Berta cuando llegamos a su dulce hogar—, no hay nada más incómodo que seguir con la misma ropa con que andabas por la calle. Procedió a quitarse el traje sastre que llevaba y a ponerse unas pijamas "guangas" o "huangas", localismo mesoamericano por "holgadas", que supuse que eran de su marido. Se quitó, además, los zapatos de tacón, con plataformas inmensas que la hacían parecer "gato en zancos", y se calzó unas pantuflas. Son más cómodas, me aseguró.
Hace años publiqué una columna con trozos de la versión que no es al spanglish, sino entreverada, del poema A visit from Saint Nicholas, de Clement C. Moore, y por petición de varios lectores de nuevo publico partes: "Aclaro que lo escrito en esa versión no me parece spanglish, puesto que no altera la morfología de las palabras.
En el siglo decimonónico Guatemala era muy distinta. En esa época había fiestas de "chancles" (la clase social encopetada) llamadas "saraos", y también "zarabandas" (en Chapinlandia, jolgorios populares). A los primeros asistía la crema y nata de la sociedad, incluidos los empingorotados. Las damas lucían vestidos a la última moda —el dernier cri de París— se adornaban con joyas deslumbrantes y bailaban danzas de salón.
¡Por las once mil vírgenes! —exclamó mi amiga Berta cuando me llamó por la que fue "la pita chismosa" y ahora es "la onda chismosa", es decir, el celular, o móvil, y le comenté que RENAP y vía crucis casi significan lo mismo— ¿antes de darte tu DPI investigan si tus medidas biométricas te corresponden? Ja,ja,ja
¿No será que te "clonificaron"? —se burló. Le expliqué que se dice "clonar", no "clonificar", y que aun si fuera un clon de mí misma tendría el mismo ADN y las mismas huellas, pues estos tienen exactamente las características de quienes fueron clonados.