Se cumplen ahora veinticinco años desde que la Casa de América abriera sus puertas con un objetivo muy claro: estrechar los vínculos entre España y América. Desde aquel simbólico 1992, esta institución ha acogido a las figuras más señeras de la política, la sociedad, la economía, la cooperación y la cultura iberoamericanas y se ha convertido en un puente de encuentro de todos los que somos y nos sentimos iberoamericanos de las dos orillas. Lo ha sabido hacer, además, con gobiernos de muy distinto signo, en muestra de que los lazos que nos unen son más importantes que las coyunturas políticas.