Mario Alberto Molina
NOTAS DE Mario Alberto Molina
El papa Francisco ha convocado a la celebración de un Jubileo de la Misericordia, que se iniciará en diciembre. El Papa cree urgente celebrar y recordar que la misericordia es el rasgo más singular del Dios cristiano. La santidad de Dios se manifiesta más claramente, no en su majestad, en su poderío, en su grandeza, sino en su misericordia. Esa es su capacidad de compadecerse, de inclinarse hacia el hombre pequeño, usualmente pecador, otras veces extraviado, para darle la mano y levantarlo. Cristo es la revelación de esa misericordia divina, y por eso buscó a los pecadores para ofrecerles la conversión, se inclinó sobre los enfermos para sanarlos, pero supo mostrar misericordia también hacia los soberbios denunciando que la autosuficiencia es falaz.
Jesucristo dejó a sus discípulos como mandamiento supremo el amor mutuo. Pero el verbo “amar” y el sustantivo “amor” tienen tal variedad de significados que la frase de Jesús “ámense unos a otros como yo los he amado” requiere explicaciones. En nuestro mundo erotizado, que pretende redefinir los géneros y sus relaciones, una frase como esa puede suscitar ideas que no tienen nada que ver con lo que Jesús proponía. Para evitar tales equívocos, en la Iglesia se inventó la palabra “caridad”, que en estos tiempos aguarda su rehabilitación.
Los temas que ocupan los infor- mativos giran en torno a la selección de candidatos y la elaboración de listas electorales de parte de los partidos políticos y la próxima oficialización de la campaña electoral en curso de parte del Tribunal Supremo Electoral. Las manifestaciones religiosas públicas de Semana Santa han quedado atrás.
Hoy comienza la Semana Santa. En realidad comienzan muchas semanas santas. En su origen se trata de una celebración religiosa cristiana. Pero en la actualidad, como se profesan diversas versiones de cristianismo y las personas pueden o no ser religiosas en diverso grado e intensidad, este tiempo tiene, según de quién se trate, diferentes significados y propósitos. Expreso el significado que esta semana tiene para la fe de la Iglesia católica y, en consecuencia, también para mí.
Una peculiaridad de la tradición religiosa judeo-cristiana es la centralidad que en ella ocupa la responsabilidad moral. La religiosidad popular y algunas tradiciones religiosas dan primacía al rito, a la ceremonia. Cumplido el ritual, se apaciguan los dioses, el mundo conserva su orden y, supuestamente, los negocios y la vida prosperan. Los profetas israelitas se opusieron vehementemente a esa interpretación del culto. Exigieron que el rito estuviera respaldado por el compromiso moral de quien lo realizaba o participaba en él. En realidad, decían, Dios no necesita del culto para subsistir, pues es Él quien da la vida; el mundo no necesita de los ritos realizados por el hombre para sostenerse, pues Dios lo creó y lo sostiene; y la prosperidad y la vida no son la consecuencia de un rito en el templo, sino el fruto de la justicia humana y la bendición de Dios.
Los obispos de Guatemala acabamos de publicar, al término de nuestra asamblea anual, un mensaje dirigido a los creyentes, especialmente católicos, para urgirlos a asumir su responsabilidad moral en el ámbito de las realidades políticas, sociales, económicas. Ante la tentación de reducir la fe a conocimiento teológico o a culto desconectado del entorno, los obispos urgimos con especial vehemencia a los creyentes, si lo son de verdad, a tomar conciencia de las implicaciones sociales de la fe.
La catedral de Santiago de Gua- temala celebra este año el bicentenario de su dedicación. Sin embargo, la catedral es heredera de la antigua Catedral de Santiago. El terremoto de 1773 que destruyó la Ciudad y su catedral no significó la destrucción de la obra evangelizadora de la Iglesia que había comenzado a partir de 1524, cuando el Evangelio se anunció por primera vez en nuestro país.
La Iglesia Católica celebra la so- lemnidad de todos los santos el 1 de noviembre y la conmemoración de los fieles difuntos el 2. En el imaginario y las costumbres, el contenido de ambas celebraciones se mezcla y su significado se traslapa. De esa cuenta, en el día 1, se integran elementos que aluden a la gloria de los santos y a la memoria de los difuntos.
Una de las parábolas de Jesús lle- va el nombre de "la parábola del trigo y la cizaña". Cuenta que un agricultor sembró trigo en su campo, pero al germinar y crecer las plantitas, también creció la cizaña, una maleza que en la etapa inicial del crecimiento se parece y se confunde con el trigo.
"El jefe de la Iglesia católica". Esa es la respuesta más común a la pregunta. Es el Obispo de Roma, prefiere decir el papa Francisco para referirse a sí mismo.