Rita María Roesch

NOTAS DE Rita María Roesch

A lo largo del año voy escogiendo aquellas ideas que me puedan servir para escribir los primeros artículos del siguiente año.  Voy escogiendo imágenes, poemas, artículos y temas diversos que, después,   saco de mis  archivos  y siento que vuelven  a cobrar vida.  Veo a tanta gente haciendo grandes esfuerzos al principio de cada año  que me ilusiona mucho poner mi grano de arena en la realización de  tanta nueva esperanza. Por ejemplo, los gimnasios se llenan en enero. Las clases en la universidades no tienen tantos alumnos como en estos primeros días del año.  Las empresas hacen sus planes y presupuestos que esperan concretar a partir del primer día del nuevo año. Toda esta alegría es contagiosa. No cabe duda, enero es un mes de mucha energía positiva.  A la par de esta alegría colectiva también ocurren muchas frustraciones, porque muchas de estas lindas intenciones se quedan truncadas y fracasan. “¿Cuál es el camino que  nos lleva al éxito, y cuál es el camino que nos conduce  al fracaso?”, preguntó el Clarinero.
“Las personas más bellas que podamos conocer”, escribió la  doctora y  tanatóloga  Elizabeth Kübler–Ross,   “son aquellas  que han conocido la derrota, el sufrimiento, la lucha, la pérdida, y han encontrado la  manera de salir de sus profundidades”. Según ella, los miles de pacientes que atendió antes de morir se lamentaban de no haber hecho dos cosas simples en la vida:  uno,  haber dejado  sin resolver  un problema con  un ser querido. Resentían  no haberse dado el tiempo para hacerlo. Dos, no haberse atrevido,  por miedo o  comodidad, a perseguir un  sueño.
“Vivir con la  conciencia tranquila es la mayor  dicha que podemos tener”, cantó el Clarinero.  “Es difícil perdonar”, me dijo una amiga. “Sí”, respondí, porque para ello es esencial liberarnos  del pasado… saberlo superar. Es necesario tener  el coraje para  dejar ir  cualquier rencor o agravio sufrido que nos provoque tristeza.   No  es fácil pasar  la página   de las experiencias dolorosas.  No es fácil superar las heridas de la vida, pero el perdón alivia  nuestra carga. No  importa la edad ni  las metas que nos  hayamos  propuesto. Es fundamental  vivir en paz con nosotros mismos. Así colaboramos con generar armonía  en  nuestras  familias, en nuestra  comunidad, en el país,  que tanto la necesita porque vivimos rodeados de violencia.  La   energía sanadora del perdón  transforma  nuestra vida y la de los demás.
En estos días de diciembre, cuando se aproxima la  celebración de la Navidad y el nuevo año, es oportuno  hacer un alto en la vida. Conviene  relajarse para reflexionar.  La mejor manera de bajar las revoluciones,  de reducir el estrés,  es poniéndonos  en   contacto con la naturaleza.  Observar  el “micro mundo” que   vibra  a nuestro alrededor  sosteniendo la red que nos da vida es una opción. Aclaro que me refiero  al mundo de las aves o de los  insectos, no necesariamente a los que tenemos que observar por medio de un microscopio. Estos  días de cambio del año invitan  a realizar cambios en nuestras vidas.  Los “micro-mundos”  guardan  lecciones que al  observarlos  se abren como una flor exótica  y nos  revelan algún secreto.   El biólogo y poeta Dr. Andreas Weber escribió: “  Hasta un  ínfimo ser tiene la capacidad de transformarse así mismo en todo el ecosistema cuando se entrega  a él.”    La  presencia  del Cambio Climático es  el mayor desafío que como humanidad enfrentamos.  Nos obliga a volver la mirada hacia quienes sostienen el  flujo de la vida en el planeta y que los  humanos hemos interrumpido.  Véase, la catástrofe del Motagua. Río que fluye a lo largo de 486 kilómetros  convertido   en un inmundo vertedero. Sus  aguas envenenan  hasta el mar. Nuestros hábitos contaminantes son vergonzosos.  Lo confirma la descarada  impunidad en la que este río con su carga mortífera sigue fluyendo.
En  1992, mil  setecientos  científicos firmaron, la primera “Advertencia de los científicos del mundo a la humanidad.”  Fue la  primera alarma a nivel mundial,  sobre los  peligros ambientales que surgirían  si no protegíamos nuestros ecosistemas y su rica biodiversidad.   En noviembre de este año, 15 mil científicos, de 184 países, lanzaron la segunda advertencia.  Expresaron que,  “como humanidad, vamos por un camino insostenible.” Seguimos contaminando  nuestras fuentes de agua.  Deforestamos nuestros bosques. Las emisiones de CO2 subieron este 2017.  Las especies en extinción cada vez son más.  La  población mundial  se incrementó   35 por ciento desde 1992.  Los académicos consideran que es imprescindible crear   más reservas terrestres y marinas. Se debe fortalecer y aplicar las leyes contra la cacería.  Restringir el  comercio de especies silvestres. Ampliar los programas de educación ambiental. Planificar la  familia,  amén de adoptar las  energías renovables y las  tecnologías verdes. Nos piden “encontrar soluciones locales a los problemas globales.”  Ese es  el camino sostenible.  “¡Ignorar nuestros ecosistemas es un error fatal!” agregó  el Clarinero.
¡Llegó diciembre!  Vuelve el  aroma a manzanilla  y el  inconfundible “ticutú, ticutú” de las alegres posadas que evocan el  nacimiento de nuestro señor Jesús.  Las fiestas de diciembre son un feliz tiempo  para  compartir con la familia y los amigos. Los niños son sumamente receptivos. Durante estas fechas de descanso la cercanía familiar genera un   clima de alegría y fraternidad. Es propicio aprovechar  este tiempo para  narrarles una historia antes de dormir o por las tardes, con sus amigos leerles un cuento interesante que estimule su imaginación y provoque una  reflexión enriquecedora para todos. El  jueves pasado, con  un grupo de niñas y niños, entre ellos mis nietas y sobrinas, nos reunimos  para escuchar el  cuento más reciente  de Itala Vetorazzi, Nuuk ¡maravilloso como tú!  narrado por ella misma.
En Guatemala el espectro de la violencia  que sufren las mujeres abarca todas las manifestaciones. El acoso sexual, la explotación sexual, el maltrato intrafamiliar, la violación. Duele saber  que a pesar de los esfuerzos de varias organizaciones  por generar conciencia a través de  campañas de sensibilización para erradicar todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres, niñas y niños, a nivel nacional,  está lejos de resolverse. Hace 30  años la violencia en contra de las mujeres no era reconocida como una violación a los Derechos Humanos. ¡Nadie intervenía!   No se me olvida la  expresión  de un señor en  Chiquimula,  que retrata nuestra sociedad patriarcal, machista, cuando dijo: “Es su mujer, por eso tiene derecho a patearla. Ahí no se puede meter uno”. La  razón de mi  columna  es  para decirles a las mujeres, a las  jovencitas, a las  niñas y niños: “¡No callen! ¡Busquen ayuda! ¡Griten! cuando alguien los agreda, sea quien sea”, exclamó el Clarinero. Y como bien  expresa  el Grupo Guatemalteco de Mujeres:  “La violencia en contra de las mujeres no es natural, es un delito y el femicidio también”.  El Estado sigue en deuda con el juicio estancado de Cristina Siekavizza.   Es preciso que todo el peso de la ley caiga sobre el acusado.
En las  naciones avanzadas,  con   sistemas educativos de calidad, es un gran mérito ser profesor.   Esos  países reconocen que gracias a la labor de sus docentes salieron adelante.  En el año 2006,  con la  ilusión  de colaborar en la  transformación de nuestro sistema educativo,  Empresarios por la Educación, una   institución sin fines de lucro y  que agrupa fundaciones, empresas, universidades y  técnicos en educación,  impulsó la iniciativa  “Maestros 100 puntos”. En el  2014, incorporó  al premio a los directores de los establecimientos  públicos.  Así pues, este año, honró a  10 maestros y dos directores, todos ejemplares en sus buenas prácticas.  En el aula   inspiran a sus  estudiantes y en su comunidad son respetados por su liderazgo. Tuve el gusto de conocerlos la semana pasada.  Aprovecho la amplia cobertura de Prensa Libre para dar a conocer sus nombres y  centros educativos donde laboran.
En el año 2015,  a  Janne Antin,  un joven finlandés,  se le ocurrió  la idea de pararse en la  plaza de Helsinki, con los ojos cerrados, los brazos abiertos y un cartel que  decía: “Abrazos, VIH, ¡tócame!”  La gente  lo miraba  con una mezcla de  temor y asombro.  Fue hasta  que una mujer  se acercó y se  atrevió a  abrazarlo  que otras mujeres, hombres e inclusive niños  se acercaron y lo abrazaron y lo  besaron. Esas  reacciones conmovieron profundamente  a  Janne,  quien no pudo contener las lágrimas.   Un video que le tomaron  circuló  por las redes sociales y resultó viral.  Y es que el  mayor dolor  que  sienten  los niños, jóvenes  y adultos portadores del VIH o virus de la inmunodeficiencia humana,  en Guatemala, como en el mundo entero, es  la discriminación. Es un prejuicio fruto de nuestra ignorancia.
Sabemos que un niño con hambre no rendirá en la escuela.  Guatemala ocupa el vergonzoso quinto lugar de desnutrición en el mundo. ¿Qué podemos esperar de nuestro futuro? Una  de las mejores noticias que he tenido  en estos últimos meses es el  Programa de  Escuelas Saludables Sostenibles que implementa  la FAO,   con el apoyo técnico y financiero  de Brasil y la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo Amexcid. El modelo  incorpora  la alimentación  en la escuela.  José Ramírez y Byron González, asesores de la FAO, me comentaron  que tenían un modelo probado y que funciona ya en 400 escuelas en los departamentos de San Marcos, Huehuetenango y Chiquimula.   El programa  involucra a los padres de familia. Incorpora huertos escolares pedagógicos.  Genera convenios con las alcaldías para apoyar la construcción de  comedores escolares y cocinas básicas en las escuelas.  Se planifican  menús saludables. El Intecap ha apoyado   con capacitación a las  madres de familia.  Se coordinan funciones entre instituciones, como el   Mineduc, Maga, MSPAS y Sesán.  Al día de hoy, se cuenta con estos resultados que son muy positivos: se atiende a 50 mil estudiantes. Se capacitó a más de tres mil madres de familia en cocina básica, con énfasis en alimentación escolar. Han participado más de dos mil maestros. Se han creado 421 huertos escolares, que sirven para que los alumnos también aprendan sobre tareas productivas. Otro de los avances es que existe acuerdo en que los menús deben incorporar a la producción local, de manera que se formalicen  empresas familiares que proveen a las escuelas de estos alimentos. Este modelo educativo de alimentación escolar  sana  ha logrado que el Mineduc, Maga Y MSPAS, trabajen  junto con los alcaldes de las comunidades.