
Rita María Roesch
NOTAS DE Rita María Roesch
Sugiero visitar la escuela-taller de esculturas en piedra, en Santa Catarina Palopó.
Yo creo que este poema hermoso y profundo titulado Desiderata, y que transcribo a continuación, puede ser una fuente de inspiración en nuestra vida durante este año 2019. Sugiero leerlo despacio, varias veces y en voz alta. Si les gustara mucho como a mí, guarden una copia para recurrir a él como guía en las circunstancias inesperadas que nos depara la vida. Dice así: “Camina plácido entre el ruido y la prisa y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. Hasta donde sea posible, y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara; y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante. También ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, que son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás, te podrías volver vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea. Ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños.
Tenía en mente referirme a un poema hermoso y profundo como reflexión de fin de año. Al enterarme de la muerte de un segundo niño guatemalteco inmigrante se me amargó el corazón. La triste realidad de nuestra niñez chapina oscurece la actitud positiva frente a la vida. La muerte de niños inocentes en esta guerra migratoria duele demasiado. En mi opinión, cuando los niños son conducidos al frente —en nuestro caso, a la frontera con EE. UU.— es una prueba rotunda de nuestro fracaso como nación. Para quienes, gracias a Dios, tienen empleo y un ingreso seguro para vivir esta guerra migratoria parece una locura. Yo misma he considerado que es una inconsciencia que un padre, o una madre, se lleven consigo a sus pequeños hijos a esta aventura de tan alto riesgo. Pero si nos pusiéramos en sus zapatos, si viviéramos en un municipio lejano desprovisto de oportunidades de trabajo y sin los servicios básicos que el Estado está obligado a dar a los niños, la idea de migrar no es una locura. Es una necesidad. Nadie puede negar que las familias que reciben remesas en las aldeas y municipios de Guatemala viven mucho mejor que las que no tienen a nadie quien les envíe esta ayuda.
La iglesia Católica celebra en estas fechas el renacer de la luz y la esperanza con el nacimiento de Jesús.
<div> “Tarzán se casó con la Jane equivocada”, comenta sonriendo Jane Goodall (84 años), la famosa primátologa que mañana, 15 de diciembre, será investida doctora honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. ¡Lo celebro! Ese galardón será otro merecido reconocimiento del centenar de premios que ha recibido a lo largo de su fructífera vida, incluido el Príncipe de Asturias, la Legión de Honor de la República de Francia, el título de Dama del Imperio Británico, la medalla Hubbard de la National Geographic Society… Admiro a Jane Goodall por su coraje, por su determinación de dedicar su vida a conocer a los animales salvajes en libertad, con el ánimo de protegerlos. Su vida trae a mi mente un pensamiento del maestro Eckhart: “La gente no debería considerar tanto lo que es, sino lo que hace”. En sus libros y múltiples conferencias, Goodall menciona el apoyo de su madre, a diferencia de la gente que se reía de ella cuando comentaba su sueño de viajar al África. “Nunca olvido lo que me dijo: Si realmente quieres algo, trabaja duro para conseguirlo, aprovecha cada oportunidad que se te presente, y sobre todo, ¡nunca te rindas! Incluso si tienes 40 o 50 años, nunca es tarde para perseguir tus sueños”.</div>
“En caso de hambre rompa el vidrio”, indica el rótulo colocado sobre el vidrio de una caja roja semejante a las cajas de emergencia en caso de incendio. En la caja se ve una botella de leche, una docena de huevos, un paquete de salchichas, jamón, galletas, carne y un buen trozo de queso. La imagen de esa caja de “emergencia contra el hambre” fue parte de una campaña de publicidad que fue utilizada en España en el año 2006. Con esa imagen en mente reflexiono sobre la vergonzosa realidad del hambre que golpea lo mejor de nosotros, lo más tierno, lo más frágil, la semilla del futuro: nuestra niñez. La desnutrición crónica que padecen los niños y niñas de Guatemala es una tragedia que no termina porque en lugar de disminuir aumenta. Lo peor es que el Estado tiene claro que el 46.6 por ciento de la niñez guatemalteca padece este flagelo. Son más de un millón y medio de niños que posiblemente verán afectada su vida para siempre porque la desnutrición crónica impide el desarrollo de su potencial genético.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad en este siglo 21 es aprender a conocer cómo funciona el mundo natural. En las nuevas ciencias se le denomina biomímesis. Significa aplicar a problemas humanos soluciones que provienen de la naturaleza. La naturaleza nos antecede por millones de años. El Cambio Climático, propiciado por nuestro sistema de vida occidental, es la mayor amenaza. Es preciso crear nuevos modelos de vida que contribuyan a proteger nuestros ecosistemas naturales que están tan amenazados como la Reserva de la Biosfera Maya, en Petén. El doctor Richard Hansen, director del proyecto Cuenca Mirador, y sus colegas han dado la voz de alarma desde hace años. Proponen declarar la Cuenca Mirador como una zona silvestre. ¿Los escuchamos? El bosque de Petén alberga una diversidad increíble de plantas y animales. Durante siglos fue testigo de la brillante civilización maya. Sus recursos naturales están siendo destruidos a pasos agigantados por acciones humanas, entre ellas, el tráfico de madera, la cacería, la ganadería y el narcotráfico.
El viernes 16 de noviembre relaté cómo fue revelándose la identidad del sitio “La Corona,” ubicado en el noroccidente de el Petén. Sus antiguos habitantes la llamaron Sak Nikté —Flor blanca—. Hoy continúo con el segundo capítulo de su sorprendente historia. En el 2005, el Dr. Marcello Canuto intrigado por esta misteriosa ciudad viajó para conocerla. Para resguardarse del abrasante sol se introdujo en una zanja que habían abierto los saqueadores. En la penumbra observó que la pared tenía una extraña textura. ¡Eran glifos! Eran dos paneles de piedra semejantes a los paneles exhibidos en los museos de arte en el mundo. Fue así como Canuto ¡confirmó que el Sitio Q, ¡era el reino perdido de Sak Nikte’!
“¿Por qué Grecia y Roma son tan importantes para Occidente?”, preguntó el Clarinero. Porque conocemos el detalle de su historia. En Guatemala contamos con el tesoro arqueológico de la civilización maya, una de las culturas brillantes en la historia de la humanidad; sin embargo, gran parte de su pasado no se ha esclarecido. Los arqueólogos y epigrafistas estudian con pasión y protegen con coraje cada pieza que encuentran con el fin de armar el colosal rompecabezas de su historia. En mi opinión, su mayor desafío no es solo sacar a luz la historia de su admirable cultura, sino contarla, para que los chapines la hagamos nuestra porque, “lo que no se conoce, no se ama, ni se aprecia”, agregó el Clarinero y recordó: “ese tesoro ancestral forma parte de nuestra identidad nacional”.
Cuenta una antigua leyenda que para el 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos, los espíritus malignos asediaban a las ánimas buenas que reposaban en el cementerio de Sumpango. La gente consultó a los ancianos principales ¿cómo podrían sacarlos? Los abuelos recomendaron que los ahuyentaran sacudiendo pedazos de papel contra el viento. Así fue como fue surgiendo la tradición cultural de los Barriletes Gigantes. En la actualidad, su magia atrae a visitantes nacionales y extranjeros porque este evento cultural une mundos. Une el pasado con el futuro. Une a los vivos con los muertos. Une el mundo occidental con el mundo maya. Es por ello que, el pasado 1 de noviembre, salimos muy temprano, mis hijos y mis pequeñas nietas, rumbo a Sumpango. Queríamos vivir la experiencia de este extraordinario festival.