Con sus iglesias rodeadas de cámaras de seguridad y sus calles casi desiertas, el barrio cristiano de Qamishli no tiene ánimo para celebrar la Navidad.
Hassan Youseff, militar de 27 años, y su esposa Nada Merhi, de 18, eligieron un altar entre escombros para demostrar que en Siria aún persiste la esperanza.