El papel de las mujeres en la Sostenibilidad

Los indicadores en las condiciones de vida de las mujeres y, por otra parte, los logros alcanzados al participar en iniciativas específicas, confirman la importancia de su aporte en temas de sostenibilidad.

Saber que en casi dos terceras partes del mundo, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de padecer inseguridad alimentaria, debe activar una alarma respecto a la importancia de incluir el enfoque de género en temas de sostenibilidad.

De acuerdo con un análisis de ONU Mujeres, en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente al Objetivo 2: hambre cero, indica que “casi una tercera parte de todas las mujeres con empleo en el mundo trabaja en agricultura, esto sin contar a las trabajadoras autónomas ni a las trabajadoras familiares que no reciben remuneración.

Sin embargo, solo el 13 por ciento de mujeres son propietarias de tierras”. La desigualdad en el acceso a la tierra, al crédito, la tecnología y los mercados deja a muchas mujeres marginadas en la agricultura de subsistencia. “En épocas difíciles, la discriminación por motivos de género hace que las mujeres y las niñas sean las primeras en comer menos, a pesar de ser las que más trabajan por asegurar la alimentación de sus hogares”, se cita en el análisis.

Este no es el único indicador que motiva a una mayor participación de las mujeres en temas de sostenibilidad. El acceso al agua es una utopía para el 80 por ciento de los hogares en donde se carece de este vital líquido y las mujeres son quienes tienen que acarrearla.

En 2012, más de cuatro millones de personas murieron prematuramente debido a la contaminación del aire por el uso de combustibles sólidos en la cocina, 60 por ciento de ellas eran mujeres y niñas, se indica en el portal de unwomen.org/es.

El riesgo de invisibilizar los problemas

A pesar de las cifras mencionadas, el problema más grande es la falta de “indicadores y estadísticas en la materia que nos permitan ver las áreas de menor participación de la mujer y las que más le afectan”, señala la mexicana Diana Marcela Verdiales López, docente e investigadora en temas de género.

“Resulta impensable que se pueda lograr un desarrollo sostenible sin la activa participación de la mujer en las diversas esferas de la sociedad”, resalta Verdiales López, autora del estudio “La mujer: pieza clave en el desarrollo sostenible. Estrategias contenidas en la Agenda 2030”.

Desde los años 70 surgió el enfoque de las mujeres para el desarrollo, sin embargo fue hasta la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, 1992, cuando por primera vez se unieron los conceptos de mujer y desarrollo sostenible. A partir de entonces se ha trabajado en la incorporación de dicho enfoque para promoción de la sostenibilidad y de la Agenda 2030.

“Es 14 veces más probable que las mujeres y las niñas mueran durante un desastre natural que los hombres”, ONU Mujeres.

Como parte de ello se busca “que se tome en cuenta el tiempo de las mujeres en los procesos de planeación y desarrollo urbano, el suministro de servicios (como agua, energía, transportes), la privatización del agua, las políticas agrícolas, entre otras”, según recomendaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Asimismo, se debe facilitar a las mujeres el acceso a créditos, la adquisición de activos, capacitación, tecnología, derechos de propiedad y patentes.

Iniciativas que han empezado a dar fruto

India y Nepal El estudio titulado “Género y conservación forestal: el impacto de la participación de las mujeres en la gobernanza forestal comunitaria”, publicado por Bina Agarval, demuestra “mejoras significativamente mayores en la condición de los bosques” al incluir a las mujeres en los comités ejecutivos de conservación forestal.

De acuerdo con la autora, los grupos con comités ejecutivos conformados exclusivamente por mujeres “tienen una mejor regeneración forestal”, y en el caso de grupos con mujeres mayores, se observan beneficios atribuidos a la protección de los bosques, el cumplimiento de normas, conocimiento de especies de plantas y métodos de extracción de productos, así como mayor cooperación entre mujeres.

Tanzania

La historia de Gladness Gilole, de Tanzania, en África Oriental, es otro ejemplo del éxito de las mujeres en la lucha por la preservación del medioambiente y el desarrollo sostenible. A pesar de haber abandonado la escuela de joven, con la capacitación en emprendimiento que ha recibido por parte de organizaciones de mujeres, actualmente gestiona su propia granja y una instalación de paneles solares.

España

Una publicación del Observatorio Igualdad y Empleo, de España, hace referencia a los emprendimientos sostenibles en el área rural de ese país. El 54% de estos negocios están dirigidos por mujeres, y pese a la discriminación y escasez de servicios básicos, hay casos de éxito. Uno de ellos es el de Judith Iturbe, dueña de una cervecera artesanal llamada La Balluca, en la comarca de Molina de Aragón. Para esta emprendedora, “la verdadera revolución será rural y tendrá nombre de mujer”, se cita en el sitio web del Observatorio.

México

En el territorio americano, destaca la historia de Perseida Tenorio, una mujer zapoteca de 29 años, originaria de Ixtaltepec, Oaxaca. De acuerdo con el portal de ONU Mujeres, ella es ingeniera en Sistemas Alimentarios Sustentables y fundadora de “Una mano para Oaxaca”, organización para visibilizar la conexión entre evitar el desperdicio de alimentos, cuidar la tierra y el territorio.

“Comencé a involucrarme en el cuidado del medio ambiente a través del mango. Esta fruta me impulsó a tener una mejor conexión y con mucho más amor y cuidado  hacia la tierra a través del programa Mi fruta, mi pueblo”, comenta Tenorio.

Guatemala

En las regiones forestales de Guatemala, destacan los nombres de Magdalena Peralta y Feliza Navas, lideresas de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (Acofop). Con la cosecha de semillas de Ramón han logrado ingresos hasta por Q700 mil (2018).

Estas semillas son una fuente importante de proteína, fibra dietaria y micronutrientes, por lo que pueden ser aprovechadas en el diseño de alimentos nutritivos para consumo humano.

“El manejo sostenible de las semillas de Ramón y la demanda de los productos derivados no solo contribuye a mejorar la calidad de vida de quienes las procesamos sino también a conservar los recursos naturales de la Reserva de la Biósfera Maya, porque hemos aprendido a convivir con los bosques”, comentó Peralta en una publicación en Ecociencia.gt, sitio especializado en temas de medioambiente.

Las diferentes experiencias de las mujeres, y su aporte en conjunto, están marcando un nuevo rumbo hacia la sostenibilidad, sin embargo el reto seguirá siendo grande mientras no se superen las disparidades en condiciones de vida actual en cada hogar, lugar de estudio y trabajo.

El reto incluye a la iniciativa privada y la academia

Involucrar a las mujeres en temas de sostenibilidad no es algo que corresponde solo a las mujeres del sector agrícola y organizaciones sin fines de lucro relacionadas. En el sector empresarial, destacan iniciativas como Women Action Sustainability (España), una asociación de empresarias dispuestas a reinventar la economía con finanzas sostenibles, transición energética justa, economía circular, modelos de producción y consumo respetuosos de la biodiversidad terrestre y marina, así como equidad social.

Por otra parte, es importante mencionar el aporte de la academia con la oferta de licenciaturas y maestrías en temas de sostenibilidad, incluso la creación de institutos de desarrollo sostenible en dos universidades de Guatemala.

En este ámbito destaca Daniela Suger Bedorin, ingeniera química y directora de dicha carrera en la Universidad Galileo.

En su trayectoria laboral destaca haber laborado en “una empresa que se dedica a hacer mediciones de huella de carbono y que busca medir el impacto que tienen las operaciones de distintos tipos de industrias en términos de gas invernadero”.