Fue en el año de 1977 que llegó a Cobán, destacando por apoyar a los más desprotegidos y olvidados por los gobiernos.
Tuvo una tarea importante en medio del conflicto armado interno, lo que le valió que lo intentaran remover varias veces de su cargo, lo que nunca se hizo realidad.
Su cuerpo fue velado en la catedral de Cobán a puertas abiertas al público en general.
Asistieron obispos de varias regiones del país, así como el cardenal Álvaro Ramazzini, quien presidió la misa exequial del viernes en horas de la tarde, donde hizo mención del ejemplo que dejó Flores Reyes en la comunidad católica.
Monseñor Rodolfo Valenzuela Núñez fue quien tuvo a su cargo la misa en la que se le dio el último adiós a monseñor Gerardo Flores.
Fue él quien confirmó que sus restos quedarán en la catedral, ya que fue sepultado en la capilla Sagrado Corazón de Jesús.
Entregado a los más pobres
Monseñor Gerardo fue ordenado obispo el 7 de octubre de 1966 durante la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.
Trabajó un tiempo como obispo auxiliar de monseñor Luis Manresa en Quetzaltenango, pero en 1977 fue trasladado a la Diócesis de la Verapaz, donde dejó su corazón y dónde descansará.
Dentro de su destacada trayectoria está la creación de los Delegados de la Palabra con un modelo traído de Choluteca, Honduras.
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Fue muy valiente en la defensa de los derechos humanos y eso lo demostró que durante el conflicto armado interno cuando fue en búsqueda de seis grupos de desplazados que habían huido de sus comunidades por temor morir y se habían refugiado a la montaña. Logró rescatarlos y trasladarlos al convento Santo Domingo de Guzmán en Cobán.
En la década de 1980 logró la creación de Radio Tezulutlán que se transmitía en el idioma de los pueblos originarios el q’eqchi’.
A finales de esa década creó con apoyo de la ACNUR la Oficina técnica de atención a los desplazados y refugiados. Dentro de los éxitos logrados estuvo el otorgamiento de terrenos para los campesinos refugiados en otros países y en Guatemala.
Fue durante su periodo como presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala que se construyó el edificio esa entidad.
Opción por la justicia
El sentir y pensamiento del fallecido obispo quedó plasmado en una conmovedora homilía durante el funeral de monseñor Juan Gerardi en abril de 1998.
“Estupor, tristeza, ira, sentimientos de pena, de angustia, de desilusión, de frustración, de temor, han brotado en el corazón de todos nosotros, durante estos tres días en los que hemos tenido aquí en vela perpetua el cadáver destrozado de Monseñor Juan Gerardi. ¿Quién pudo permanecer indiferente? Quién se quedó sin sentir alguna de estas emociones
en su corazón?”, dijo monseñor Flores.
“Nosotros sabemos que el que da su vida aquí en la tierra, la gana, nos decía Jesucristo, en la Eternidad. Nosotros sabemos que el grano de trigo caído en tierra y que muere es signo de una nueva fuerza, de una nueva vida”, agregó.
“Pero, unidos, sobrepasando las barreras de ideologías políticas, de ideas religiosas incluso; unidos, respetando esa realidad hermosa de nuestra Guatemala pluriétnica, multicultural y multilingüe, tenemos la seguridad de que la verdad vencerá a la mentira y que la vida vencerá a la muerte. Nuestra vida sigue al Resucitado y él es nuestra esperanza porque ‘es el camino y la verdad y la vida”‘, expresó entonces.